La ley del patrimonio cultural y el patrimonio natural

La protección del patrimonio, desde la sensibilidad y conciencia social, requiere de la  interpretación correcta de la esencia propia de este, tema imposible de obviar en estos tiempos donde se presentan nuevos desafíos. Encaminar y buscar opciones que permitan un acercamiento de todos, para establecer voluntades, significa un paso importante para obtener resultados concretos en la preservación de nuestra riqueza patrimonial.

Muchas veces el término “patrimonio” se confunde, y es algo lógico, porque su significado abarca disímiles aspectos en su percepción. Si nos remitimos a la etimología de la palabra, encontramos su raíz en el latín “Patrimonium”, que significa “bienes que se posee de los padres”, pero que abarca en la propia evolución social a todo lo heredado de forma general y que trasciende por sus valores, ya sean tangibles o intangibles. Remitirnos a la Ley General de Patrimonio Cultural y Patrimonio Natural, es una forma más directa de apreciar correctamente su significado actual.

Se reconoce como Patrimonio Cultural a las manifestaciones culturales inmateriales y los bienes culturales muebles e inmuebles que constituyen la expresión o el testimonio de las culturas, y son valorados por las comunidades en su relación con la historia, el arte, la ciencia y la sociedad en general. Por su parte, el Patrimonio Natural abarca los sitios naturales con los elementos bióticos y abióticos, testimonio de la evolución y diversidad de la naturaleza, que tienen valor científico, ambiental, estético, natural y social, reconocido por las comunidades y sus pobladores. Es importante, como ciudadanos, apreciar estos valores que en nuestro entorno resultan elementos representativos de la identidad e historia locales.

La Constitución de la República de Cuba dispone en varios artículos los fines esenciales del Estado para hacer efectiva la obligación de proteger el patrimonio natural, histórico y cultural de la nación, así como asegurar el desarrollo educacional, científico, técnico y cultural del país. Establece de esta forma la necesidad de “Defender la identidad y la cultura cubanas, salvaguardar la riqueza artística, patrimonial e histórica de la nación, y proteger los monumentos de la nación y los lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico o histórico”.

Ese postulado, con esmerada interpretación de su contenido, debe ser tema de referencia en todos los niveles de enseñanza de nuestro sistema educacional. El reconocimiento de las diversas expresiones del patrimonio, su importancia, su  respeto y cuidado, requiere incentivarse desde edades tempranas, con formas dinámicas donde se incluyan visitas a museos, a sitios históricos y otras acciones de interés.

Desde el Centro Provincial de Patrimonio se realizan las proyecciones para materializar la implementación de la referida Ley 155. Nuestra institución, que conforma una de las estructuras territoriales para la protección al Patrimonio Cultural, dirige, supervisa y evalúa la preservación de los bienes culturales, y desde su misión metodológica, realiza acciones para ello. Una sistemática actualización de los temas relacionados con la riqueza patrimonial que nos identifica, sus valores y las tareas que en materia de conservación realizamos para protegerla, resultan puntos esenciales en el camino para la correcta aplicación de lo estipulado en la legislación vigente.

Son tiempos en los que resulta necesaria una divulgación efectiva, la conjugación de objetivos y labores en la protección del patrimonio, desde la institucionalidad y desde la sociedad en su conjunto. Es nuestra misión, individual y colectiva, para entregar a las generaciones venideras lo auténtico de nuestra identidad cultural. El hecho de tener bajo la responsabilidad un bien patrimonial, y preservarlo, es una obligación  ante la sociedad y ante las leyes que determinan su integridad.

Es nuestro compromiso, como establece la ley, y la fidelidad al aporte de personalidades que entregaron su obra a la salvaguarda de la riqueza patrimonial: Emilio Bacardí Moreau, Oscar María de Rojas y Cruzat, Emilio Roig de Leuchsenring, Marta Arjona Pérez, Antonio Núñez Jiménez, Celia Sánchez Manduley, Samuel Feijóo Rodríguez, Rogelio Martínez Furé, Eusebio Leal Spengler y Miguel Barnet Lanza. De nuestra parte, además, continuar la obra de Marcos E. Rodríguez Matamoros y otros tantos, que también se consagraron a la noble tarea de preservar para el futuro.
Autora: Clara E. Soto Bermúdez

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