Festival Benny Moré: zona de brillo del mapa cultural

Cuba recuerda a Benny Moré con fiesta pluricultural
Festival Benny Moré: zona de brillo del mapa culturalPor: Julio Martínez Molina
18 de noviembre del 2009
 
La realización, en Lajas y Cienfuegos, de la más reciente versión del Festival Internacional de Música Popular Benny Moré, supuso la consecución de un propósito añorado por sus organizadores: articular un evento sustantivado en signos esencialmente culturales, sin la casquería pseudo de ciertas expresiones presentes en eventos anteriores.

El evento volvió a la cuna del Sonero Mayor y a la ciudad que más le gustaba, hecho inteligente, toda vez que el certamen tripartito perteneciente a una época que terminó al irrumpir el finalizado, tendía mucho a lo digresivo, al montaje aparatoso, a la puesta en escena, derivantes a la larga desprovistas, por supuesto, de una concreción explícita sobre el terreno cultural.

En la XVII edición pudo imbricarse al esquema del encuentro, historia, memoria, participación popular, señas idiosincrásicas. Primó muchísimo menos el interés por epatar mediante una sucesión interminable de orquestas y utilizar el recurso del festival para galerías de termos de cerveza. Ambos (las orquestas y la cerveza) deben estar, lógicamente, en encuentros de este tipo, pero no pueden constituir el punto de apoyo sobre el cual se descubra al espectador la reunión de artistas y pueblo. Eso quedó claro en este “Benny Moré”.

Hubo calidad y rigor en las conferencias presentadas en el Simposio dedicado a la figura del Bárbaro del Ritmo, vista en su incidencia sobre el desarrollo de la música cubana, dictadas por prestigiosos investigadores de su vida y obra. La visita, habitual ya, de Jorge Luis Sánchez, el director del filme El Benny, coincidió con la exhibición en Lajas, de la serie documental de cuatro capítulos que, recién estrenada, dedicara al bardo de Santa Isabel.

La presencia del músico Augusto Enríquez como presidente de honor representó elemento dinamizador, por la seriedad y entusiasmo con los cuales emprendió su labor, con el mismo interés puesto en su función de director artístico general por el teatrista José Oriol González, así como por la dirección de Cultura en pleno. Y el apoyo definitorio de las autoridades provinciales.

Declarar, en la jornada de apertura, la tumba del querido intérprete cubano como Monumento Nacional, así como Zonas de Protección a varios sitios vinculados a su vida y obra, indudablemente significó un hecho histórico-cultural-patrimonial de incalculable valor.

La integración de parte de la red de instituciones y organizaciones tributarias de la Cultura fue circunstancia feliz que requiere su continuidad en el desarrollo futuro de un evento que pinta bien. Ya hay muchas ideas para su consolidación y expansión (dentro de los mismos contextos geográficos), que cuando estén cocinadas serán debidamente difundidas.

Y, no por último, menos importante. La decimoséptima versión resultó la de mayor repercusión mediática de los últimos tiempos, objetivo primordial también del comité organizador. Los medios reportaron de forma constante para sus sitios web, cuyos rebotes se localizaron en decenas de naciones de América Latina.

La prensa cienfueguera, asertiva y proactiva como es pese a todos los palos que le da el oficio en eventos nacionales e internacionales donde sus organizadores se abrogan el derecho de decir a quién invitan y cómo quieren que les reporten sus certámenes -cosa que no fue el caso ahora, aclaro-, confía en que para la 18 edición se garantizará la logística necesaria para el día inicial de Lajas, algo que este redactor y otros procuraron con insistencia y que pese al celo puesto por la dirección de Cultura en su cumplimiento, a última hora falló y debió corresponderle su aseguramiento final a otras dependencias.

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