Un “Vinci” transita Cuba

Un "Vinci" transita Cuba

Un "Vinci" transita CubaPor: Diona Espinosa Naranjo.
25  de enero de 2012.

Esta vez el público cubano ha encontrado una película nacional distinta. La mayoría de las producciones cinematográficas centran su atención en el contexto y conflictos de la sociedad actual de la Isla.

Con su ópera prima, el realizador Eduardo del Llano, apostó por “Vinci”, cinta que narra un pasaje de la vida del pintor italiano Leonardo Da Vinci cuando a la edad de 24 años resultó encarcelado por delito de sodomía.

La falta de documentos sobre esta faceta del autor de la reconocida Gioconda, envolvió al reparto de actores encabezados por Héctor Medina en el rol protagónico junto a Carlos Gonzalvo, Manuel Romero, Fernando Hechevarría, Roberto Viña y el propio Del Llano, en una historia ficcionada.

¿Acierto o equívoco? Cada creador apela al derecho que como tal se le otorga para la reinterpretación e intento de una empresa artística. Con ésta, el reto radicó en la recreación de un personaje europeo figurado desde el Caribe. Su director acercó al público a un artista universal y con ello vendió tickets a polémicos cinéfilos.

Aun cuando todas las escenas del filme se circunscriben al espacio de una celda, y en ocasiones aparezcan visos burlescos, la actividad dramática resulta un tanto densa con prolongadas secuencias.

Un guión que pudo explotar más tan rica propuesta, reveló un lenguaje alejado de su registro epocal. La utilización de un español neutro trajo consigo el empleo de frases coloquiales.

Está claro que imitar la voz extranjera constituiría una falsedad que alejaría a los intérpretes de la franqueza de sus personajes, sin embargo no bastó con la incorporación de algunos gestos característicos del habla italiana cuando predominaron los cercanos a este contexto.

Bajo un presupuesto ajustado, y con la producción del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), “Vinci” constituye un largometraje que descansa sobre el trabajo actoral.

La juventud del protagonista brindó una nueva imagen al creador del Hombre de Vitruvio, del cual sólo se conoce un autorretrato en su vejez. No obstante, evidenció a un muchacho talentoso de quien la dirección pudo explotar más sus potencialidades en pos de una mejor caracterización.

El drama recreado en el siglo XV italiano roza con disquisiciones filosóficas que replantean el sentido del arte en una sociedad lastrada por el poder. Quizás, más próxima a los tiempos actuales, este producto cinematográfico cuestiona la influencia de la belleza artística y su capacidad de subvertir el orden en momentos donde la autoridad reprime.

Dicha película reviste la presencia del compositor argentino Osvaldo Montes, conocido por bandas sonoras como la de la cinta “El lado oscuro del corazón”, quien prueba desde lo renacentista un diseño musical con toques de modernidad. De igual modo, exhibe piezas exclusivas recreadas por las manos del Premio Nacional de Artes Plásticas 2004, Roberto Fabelo.

A sus 50 años, Eduardo del Llano, aporta al séptimo arte cubano, un cine fuera del cliché de las cintas históricas al estilo hollywoodense o europeo y proyecta a un Leornado Da Vinci transitando por toda Cuba en pleno siglo XXI.

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