Un pedazo de Cuba en Venecia

Desde hace varios días, Venecia, la ciudad de los puentes y romances, se ha convertido en un palacio enciclopédico de arte contemporáneo. En calles, pasajes y canales venecianos se exhibe la obra de creadores procedentes de 37 naciones, como parte de un evento que arribó a su edición 55 y es el más antiguo de su tipo en el mundo.

Cuba, país que hasta el momento había estado representado con unos pocos artistas, ocupa esta vez un lugar privilegiado de la Plaza de San Marcos: el Museo de Arqueología, ubicado en uno de los corredores de los edificios conocidos como las Procuradurías Nuevas (a la izquierda de la iglesia bizantina).

Justo ahí están las piezas de ocho creadores cubanos, insertadas en sarcófagos egipcios, mármoles griegos y entre imágenes de generales romanos. La perversión de lo clásico: anarquía de los relatos, título con que se ha identificado al conjunto, recoge obras de Lázaro Saavedra, Nelson Ramírez de Arellano y Liudmila Velasco, Sandra Ramos, Glenda León, el dúo integrado por Magdalena Campos y Neil Leonard, y Antonio Eligio Fernández, «Tonel».

El primer desafío —afirmó Jorge Fernández Torres, director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y curador de la exposición por la parte cubana— radicó en lograr que las propuestas de nuestros artistas convivieran con piezas clásicas; el segundo, hacer que el proyecto dialogara con las obras de creadores internacionales, presentes en el mismo pabellón, como H. H. Lim, Wang Du, Hermann Nitsch, Rui Chafes, Pedro Costa y Francesca Leone, seleccionados por el curador italiano Giacomo Zaza.

«Nos tocaba dibujar nuestro Palacio Enciclopédico y entender cómo concebimos el territorio desde su distancia y en la presencia imaginada de un lugar que no podemos enunciar; lo que puede suceder dentro y fuera de la Isla; lo que soñamos como ontología y lo que queda fuera del ser… No hay una sola forma de asumir la historia y el sentido de lo político. El tránsito entre las piezas es riesgoso y va desde el cruce de ese puente que evoca la conexión entre Italia y los Balcanes hasta aquella posibilidad de abstracción que nos incita a pensar en el universo a través de la Música de las Esferas, que nos devuelve una mirada más prístina del individuo y su posición en el mundo», enfatizó Fernández en un boletín emitido por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.

La migración y los conflictos de las fronteras y límites, la identidad cultural asociada a símbolos como la bandera; la música y la crítica vinculada al humor son algunos de los temas que defienden los cubanos presentes en la cita, reconocida como una de las más importantes para la promoción de lo mejor del arte contemporáneo a nivel internacional.

La perversión de lo clásico

Sugerente resulta para muchos ver el busto de Karl Marx, moldeado esta vez en resina por Lázaro Saavedra, al lado de las cabezas de emperadores y militares romanos que se muestran en el Museo de Arqueología. De este mismo autor se exhiben en la institución italiana Detector de ideologías, la cual fue transformada para la ocasión hasta simular una tarja de mármol, y un video-instalación donde se reflexiona sobre el sentido de la Bienal veneciana y la condición de ser creador.

La Bandera cubana se alza vistosa en una de las escaleras del Museo de Arqueología, representada esta vez por un ladrillo desnudo sobre el cual fueron pintados sus colores. La pieza se identifica con el nombre de Constructivo, y es de la autoría de «Tonel», quien remite al panorama inacabado de las ciudades en la Isla y está presente en esta Bienal con otras dos propuestas: Autorretrato a los 50 años e Iluminación. Esta última es representada por un libro como símbolo de la cultura, que cuestiona la perennidad del saber, muy a tono con la intencionalidad del evento.

A Venecia llegó también la Plaza de la Revolución de La Habana, rodeada de agua. La inserción en un nuevo contexto de esta pieza de Liudmila y Nelson, perteneciente a la serie Absolut Revolution, le añadió otras lecturas, lo que sucede también con las de «Tonel» y Saavedra. «De esta manera era imprescindible para nosotros propiciar un campo semántico que mostrara una combinatoria metafísica y que jugara con lo sustantivo y lo universal», comentó Fernández.

Entre las antiquísimas colecciones del Museo de Arqueología se elevan, además, los puentes de Sandra Ramos, quien invita a repensar el fenómeno migratorio, mediante un diseño (creado para el evento) que enlaza imaginariamente a Italia con la península balcánica. Sandra llevó también su pasarela con cajas de luces, exhibida en 2012 en el Museo Nacional de Bellas Artes, como parte de la muestra Puentes: entre cercanías y lejanías llevadas a cabo, alegórica al espacio que separa las costas de la Isla y las de la Florida.

Glenda León, otra de las participantes, intenta demostrar cómo trascienden al escenario global problemáticas y realidades de entornos locales, a través de la Música de las esferas. Mientras que los artistas Magdalena Campos y Neil Leonard decidieron invadir la Sala de los Emperadores Romanos del Museo con jaulas de pájaros que encierran imágenes diversas. La instalación 54+1=55 permite pensar el fenómeno de la transterritorialidad, que es abordado asimismo por Magdalena en el performance FeFa, en la Plaza de San Marcos.

Si bien muchas de estas piezas toman como punto de partida las experiencias de sus creadores, la universalidad que les distingue favoreció su inclusión en La perversión de lo clásico: anarquía de los relatos, y permitió hacerlas protagonistas de una conexión donde «se intenta convivir con el mundo clásico y subvertirlo a la vez».

Humberto Díaz también forma parte de la nómina de los cubanos participantes, con su gigantesca instalación 150 metros de soga. Invitado por el curador Alfons Hug para exponer en el Pabellón Latinoamericano (zona del Arsenal), el joven artista presenta una pieza compuesta por elementos construidos empleando una misma soga (columpio, soga con nudos para escalar, pushing bag, hamaca y horca), los cuales asocia a diferentes etapas del desarrollo del individuo, desde el nacimiento hasta la muerte. Se trata de una obra interactiva que provoca conexiones relacionadas con el universo de cada visitante y se adentra en el terreno de las emociones.

El poder de los sueños

La presencia de los países latinoamericanos es cada vez más visible en esta fiesta de las artes, que alberga en el Arsenal la espectacular instalación sobre Eva Perón, firmada por la artista Nicola Cosentino y expuesta en el pabellón de Argentina, mientras que la antigua iglesia de San Lorenzo se convierte en sede del pabellón mexicano con la música de Ariel Guzik.

Chile resalta con Venezia, Venezia, protagonizada por Alfredo Jaar, y donde se critica, de manera poética, la organización de este certamen por pabellones nacionales cuando el arte es uno solo; y Paraguay participa por vez primera con una muestra sobre su historia firmada por los artistas Pedro Barrail, Félix Toranzos, Diana Rossi y Daniel Milessi.

En este recorrido expositivo es posible encontrar lo mismo toneladas de escombros (instalación con que la artista Lara Almarcegui quiso representar al pabellón de España, haciéndose añicos) que una iglesia católica vietnamita de hace dos siglos, importada por el artista Danh Vo y reconstruida en el centro del espacio expositivo del Arsenal.

Hay, desde un auténtico museo de maniquíes, muñecos, marionetas, dibujos y otro tipo de material diseñado por detenidos en las cárceles y coleccionados por la artista estadounidense Cindy Sherman, hasta un drive-in (cine con coche), del alemán Erik van Lieshout.

Lo importante es mostrar el mundo creativo de los artistas, por lo que por primera vez en la historia de la Bienal, se ven obras de artistas fallecidos como las del pintor argentino Xul Solar. La Bienal de Venecia abrió al público el sábado 1ro. de junio y se extenderá hasta el 24 de noviembre de 2013.

Todas estas exposiciones tienen, como dijo Paolo Baratta, «el poder de los sueños», y permiten darle una laberíntica vuelta al mundo y reflexionar «sobre aquello que a los artistas les empuja a crear», su imaginación, obsesiones e ideas.

Palacio Enciclopédico

Este año, el comisario de la Bienal de Arte, Massimiliano Gioni, ha elegido para el evento el lema Il Palazzo Enciclopédico (Palacio Enciclopédico), que evoca el sueño utópico del artista italoamericano Marino Auriti acerca de un museo imaginario destinado a albergar todo el conocimiento del mundo. Auriti concibió el modelo de un edificio de 136 pisos que se construiría en Washington y presentó este diseño en la Oficina de Patentes de EE.UU. en 1955, pero este proyecto quedó sin terminar. (Tomado de Juventud Rebelde)

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