Tras las huellas del Joker en la cultura norteamericana

Joker (2019), la cinta realizada por el estadounidense Todd Phillips se encuentra entre las favoritas para la próxima edición de los Premios Oscar en febrero del 2020, considerada por la crítica especializada entre las películas más taquilleras en la historia del cine. Muchos espectadores se han preguntado ¿cuál sería la clave de su éxito teniendo en cuenta que existen otras cintas inspiradas en este mismo personaje?

Aunque no me considero un experto en la vasta filmografía sobre Joker sus incuestionables valores estéticos, su excelente guión y la escalofriante interpretación de Joaquin Phoenix como Joker constituyen las claves de su impacto en el público, quien históricamente se ha identificado con personajes de villanos y superhéroes. Joker es un personaje del universo Batman perteneciente a la editorial DCComics[1]. Su creación literaria es autoría del novelista grafico Brian Azarello.

El guión de este nuevo filme fue escrito por el mismo Todd Phillips en colaboración con Scott Silver.  En ese sentido Joker de Todd Phillips narra brillantemente la génesis y evolución de este mítico villano de la historia del cine, cuyas analogías con Drácula de Ted Broning y otras criaturas monstruosas en la historia de Hollywood son evidentes.

Si los filmes anteriores sobre el Joker han mostrado su lado más caricaturesco, sin ahondar en sus aspectos psicológicos, Joker de Todd Phillips explora como ningún otro su desequilibrada personalidad, sus perversiones y rasgos caóticos de una manera tan convincente que  supera las experiencias anteriores. El realismo que le otorga un actor como Joaquin Phoenix supera la calidad histriónica de las experiencias anteriores, quien había seducido al público  por su interpretación del villano Cómodo en Gladiador (2000), de Ridley Scott, obra multipremiada en la edición de los Oscar de ese año.  Tanto el Nicholson de El resplandor  como el Joaquin Phoenix de Jocker son los mejores rostros de villanos que Hollywood nos ha legado.

Joker es una de las mejores precuelas fílmicas en la historia del cine, aunque reconozco que es la primera vez que Hollywood haya recurrido a este recurso para transgredir las estructuras narrativas convencionales y poder extender una historia agotada en su apariencia externa, alternativa desplegada por la más grande industria del entretenimiento.

En la industria de Hollywood en el actual contexto resultaba todo un desafío producir una nueva cinta sobre Joker que superara la exitosa y mítica interpretación de Jack Nicholson en la primera parte de Batman (1989), desempeño que había dejado un notable impacto en el espectador contemporáneo, dada las virtudes histriónicas y esa capacidad de desdoblamiento que le posibilita interpretar personajes caracterizados por disfunciones mentales.

Para muchos críticos y seguidores de la filmografía de Nicholson, sus más extraordinarias actuaciones han sido en los filmes Batman en el rol de Joker, Atrapado sin salida (1975) para Milos Forman y Resplandor de Stanley Kubrick, sobre todo ésta última dado el realismo psicológico que le impregna al atormentado escritor Jack Torrance fruto de la creación literaria de Stephen King. 

Décadas después una estrella como Heath Ledger (Brokeback Mountain), volvería a encarnar al referido personaje para la saga Batman en The Dark Night (2008). A diferencia de los referidos Jokers atrapados en los códigos del comics y devenido símbolo de la cultura de masas estadounidense con su impacto cultural en el público norteamericano, el personaje construido por Todd Phillips posee el mérito de mostrar su lado más humano,  sus bajas pasiones y zonas más oscuras, sus conflictos y transformaciones psíquicas.

Joker de Todd Philiips visibiliza la esquizofrénica metamorfosis del personaje, se adentra por primera vez en su Prehistoria, cuya trayectoria comienza de ser un payaso frustrado con un desequilibrio mental que lo obliga a reír sin motivo alguno a convertirse en un psicópata capaz de cometer los más horrendos crímenes.

Sin restarle valores estéticos a los primeros planos de los rostros de Joker interpretados por  Nicholson y Ledger en los referidos filmes, ninguno de los desempeños mencionados ha penetrado con tanto realismo en la psicología del personaje, en sus más insospechados conflictos interiores y aberraciones, plasmadas en unos primeros planos que reflejan la naturaleza irracional y malévola de un personaje arraigado en el imaginario social de la cultura de masas de un mundo donde se ha puesto de moda la mitificación de antihéroes y villanos.

Hay dos escenas de violencia en este filme dignas de convertirse en referentes cinematográficos para la historia del cine: cuando asesina a tres jóvenes en el Metro de la ciudad de Gotham y el asesinato ante las cámaras del popular comediante Murray Franklin en el Show televisivo al cual fue invitado, interpretado por el veterano Robert de Niro.

Joker devela el lado perverso del orden capitalista actual, donde hasta la violencia se convierte en objeto de publicidad. La escena del asesinato de Murray es una excelente alegoría de los denominados Ralenty Show del espectro televisivo actual, muy arraigado en la cultura norteamericana. A la vez Joker es la encarnación pura del mal, metáfora del lado más oscuro del ser humano y sus más bajos instintos, una parábola sobre la naturaleza aberrante de una sociedad atrapada en la violencia, no sólo la norteamericana sino cualquier lugar de este mundo.

A partir de esa patética escena la historia toma un giro inesperado al convertirse el Joker en un ídolo para multitudes hechizadas por su perversa personalidad y ávidas de tener un líder en una sociedad enferma y caótica. Desde esa arista el filme constituye una metáfora sobre la sociedad  postmoderna en el capitalismo tardío parafraseando al filósofo Frederick Jameson, considerado entre los máximos teóricos de la postmodernidad, con sus fieles alegorías a fenómenos y problemáticas de la sociedad estadounidense, desde el desempleo, la adicción a las armas, la violencia urbana, la irracionalidad y las profundas desigualdades generadas por un orden social y económico que ha generado más pobres al reducirse las pensiones y los subsidios.

Entre los más destacados filósofos de estos tiempos se encuentra Slavoj Žižek, heredero del pensamiento de Marx y continuador de las teorías del psicoanalista Jacques Lacan, quien suele apoyarse en el análisis de determinados filmes con lecturas filosóficas para demostrar sus tesis y criterios, tan es así que sus libros han generado controversias en diferentes latitudes. Para este autor, impresionado con Joker, ‘’el foco de la historia no son los problemas de una persona concreta, sino «la desesperación del actual orden político».’’[2]

Joker, además de pertenecer a las Narrativas Transmedia, deviene una combinación de diferentes géneros cinematográficos, como la Ciencia Ficción y suspense, con el pretexto de construir una ingeniosa metáfora sobre nuestro mundo real, a partir de escenarios caóticos e irreales, como el Detroit descrito por Paul Verhoeven en la saga Robocop, con sus corporaciones que lucran con el fenómeno de crimen, la saga Star Wars de George Luckas, entre otras. Sin lugar a dudas, el filme es una muestra fehaciente del cine de autor, con evidentes nexos intertextuales con cineastas como Stanley Kubric y Tarantino, sobre todo del primero por su agudeza en la construcción de atmósferas y apelar a  escenas violentas que nos recuerdan filmes como Perros de reserva, Bastardos sin gloria, entre otras.

Más allá de mirar el lado más frívolo de dichos filmes, exponentes de un cine de espectáculo y entretenimiento banal, tan arraigado en una sociedad de consumo, donde ha proliferado la cultura de masas, con sus personajes devenidos paradigmas para el espectador actual, hay que interpretarlos como reflejo fiel de un mundo caótico y violento.

Las analogías entre el universo que describe un filme como Joker y nuestro mundo real es tan evidente que suele pasar inadvertido para el espectador actual, hipnotizado en su aspecto más externo e ingenuo. Confundirnos en parte de la estrategia que persigue la cultura de masas del capitalismo tardío, para que no exploremos las verdaderas causas y raíces de los problemas más acuciantes de nuestras sociedades.

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[1] Es una editorial de cómics estadounidense. Forma parte de DC Entertainment,[1] una de las empresas que conforman Warner Bros. Entertainment, la cual a su vez es propiedad de Time Warner. Fue fundada en 1934 bajo el nombre «National Allied Publications», para luego tomar el nombre de DC Comics en 1937. Entre algunos de sus personajes más emblemáticos se encuentran Superman, Batman, Mujer Maravilla, Flash, Linterna Verde, Aquaman, Flecha Verde, y grupos de héroes como Liga de la Justicia o Los Jóvenes Titanes.

[2] Rolando Pérez Betancourt. Joker si máscaras, en https://cinereverso.org/joker-sin-mascaras, texto publicado anteriormente en el diario Granma el 5 de febrero, 2020.

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