Tras la huella del Apóstol en tierras del quetzal

Cuadro jose marti

Cuadro jose martiPor: Marleidy Muñoz  Fleites.
28  de enero de 2012.

Con 24 años de edad llega José Martí a Guatemala a través de un viaje de ocho días por ríos, selvas y montañas tropicales. Es la segunda nación latinoamericana del periplo de su vida. Viene de México, de huir del golpe de estado de Porfirio Díaz.



La sencillez de sus pobladores, el descubrimiento de la cultura maya, las vivencias entre aquellas criaturas que según el Popol Vuh habían nacido del maíz, van a enriquecer no sólo su pupila de hombre, sino la sensibilidad del poeta. Aquí comenzará a escribir sus más enaltecedores poemas, los que continuará a lo largo de varios años en el Cuaderno Versos Libres.

En la tierra del quetzal articula el perfil de su ideario “Nuestra América”, sustancia renovadora de su concepción política, a favor de la independencia de Cuba y su integración al espacio mayor del continente. Subrayando siempre sus ideas como continuidad ideológica del legado bolivariano.

Los quince meses que duró la estancia de Martí en Guatemala, son suficientes para poderlo definir como catedrático de literatura e historia de la filosofía, educador por excelencia, periodista, pensador de acción revolucionaria, enamorado y amigo.

Camino a Guatemala

A finales de 1876 el joven cubano deja la capital mexicana. A pesar de las dudas promovidas por pasiones amorosas y los peligros económicos de no poder subsistir en esta tierra, va animado hacia Guatemala.

A tomar la nueva decisión inciden varios amigos mexicanos y guatemaltecos, quienes le han informado del espíritu liberal que anima al país centroamericano. Sabe que allí han sido bien acogidos muchos cubanos independentistas, y él mismo dio a conocer en su Revista Universal el decreto del 6 de abril de 1875 en que el gobierno guatemalteco reconoce la independencia de Cuba.

En una canoa parte hacia Guatemala. Pasa por la isla de Jolbos y llega a Contoy, un pequeño islote. Continúa hasta Isla Mujeres y pasa de allí a Bélice, donde embarca en una goleta hacia Livingstone. En Izabal monta en una mula y guiado por un arriero y su esposa emprende viaje hacia Gualán, última escala antes de llegar a la capital de Guatemala.

José Martí llegó a la ciudad centroamericana con carta de recomendación de Bernardo, el padre de sus amigos de adolescencia: Fermín y Eusebio Valdés Domínguez, natural de Guatemala, y en cuya biblioteca leyó los primeros textos de autores del país.

Gracias a estas amistades y al nombre que había ganado en los medios intelectuales mexicanos, a los pocos días de su arribo, Martí se ve incluido de lleno en la vida social guatemalteca. Recién llegado, el Ministro de Relaciones Exteriores, Joaquín Macal, solicitó su pluma para un enjuiciamiento sobre el Código Civil recientemente promulgado por el gobierno.

Quehacer pedagógico

En el mes de mayo, comienza a impartir clases en La Escuela Normal, como profesor de Literatura Francesa, Inglesa, Italiana y Alemana. En su discurso de bienvenida Martí fue aplaudido de manera excepcional. Habló sobre la literatura en relación con la política. El asunto era escabroso en un gobierno tan suspicaz como el de Barrios, pero Martí supo orillar las dificultades de modo, que los más entusiastas en aplaudirle fueron los oficiales mencionados. Para esa fecha contaba sólo con 23 años.

Imparte además un curso de composición “para señoritas” en la Academia de Niñas de Centroamérica dirigida por Margarita Izaguirre, a la que asisten las hijas de las familias más notables de la capital como las Macal, las Montúfar, Salazar Barberena y María García Granados.

También es parte de la cátedra de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. Allí colabora con la revista que circula por el todo el centro estudiantil. Entre las valoraciones que destaca en los intercambios entre profesores, es la conformación de una Escuela Normal para indios. Confía en el poder de la educación y desconfía del poder de la oligarquía.

En abril se queda sin trabajo, renuncia a la Escuela Normal en solidaridad con el director docente José María Izaguirre, quien había sido despedido por el propio presidente del país, producto de una campaña difamatoria que se articuló contra él.

Labor literaria

José Martí se destaca también en la vida literaria e intelectual guatemalteca. De la producción de esta época, dos trabajos merecen especial mención: Guatemala y La riqueza de Guatemala. En ellos aparecen ya claramente definidos los lineamientos fundamentales por los que habrá de discurrir el pensamiento futuro del Apóstol.

En su obra Guatemala, Martí sostiene que la conquista de América fue posible básicamente por la desunión reinante entre los nativos a la llegada de los españoles, quienes aprovecharon certeramente el desconcierto en aras de consolidar sus propósitos colonialistas. Precisamente es de este hecho de donde extrae el tema capital de toda su obra: la unidad americana. Para él los pueblos de la región sur sólo podían salvarse mediante la unión.

Martí identifica la revolución con los cambios anhelados por los explotados. Refiere en sus artículos que sólo ha de nacer de la masa indígena porque es en ella donde la dignidad americana ha sido más maltratada y donde se contienen, por tanto, las exigencias más radicales para la reivindicación de una nueva vida.

Piensa en la Prensa

José M. le escribe a Fermín Váldez: “Voy a publicar aquí un periódico, en el que tendré que desfigurarme mucho para ponerme al nivel común”.

La publicación, ansiada por él cuando ya se ha desatado la crisis política que le obligaría a partir del país, no es otra que la Revista Guatemalteca. El proyecto circuló entre sus amigos guatemaltecos. Por primera vez sugiere un modelo definido del progreso, a partir de las fuerzas creadoras guatemaltecas.

Lo más revelante del prospecto de la Revista es que valoró como en Guatemala existían posibilidades reales de progreso y las vías para su desenvolvimiento consecutivo. En el presente, la transformación agropecuaria, en el futuro inmediato, el progreso a través del intercambio con el mundo.

A pesar de haber quedado en este esbozo el proyecto, la intención no desapareció de su pensamiento. Representó un análisis necesario de búsqueda del progreso socioeconómico para Latinoamérica. Tres años más tarde, en 1881 se edita en Caracas la Revista Venezolana, como continuación del propósito de la Guatemalteca.

Martí no se vincula aquí como en México al periodismo, pero si insiste en tratar de constituir una idea más madura y abarcadora en el contexto político y económico que afecta a los países latinoamericanos.

Otros empeños

Pronunció una conferencia sobre oratoria, comentada positivamente por El Progreso, y que le valió para ser nombrado vicepresidente de la Sociedad El Porvenir. Fue este discurso, según algunos, el que dio lugar a que los círculos clericales opuestos al gobierno de Barrios le pusiesen al joven defensor de las ideas liberales el apodo de Doctor Torrente.

Guatemala sirvió de escenario para el desarrollo de la obra literaria de José Martí, no solo en la narrativa, poesía, o trabajos periodísticos, sino que también incursiono en el teatro. La obra “Patria y Libertad”, inspirada en la independencia guatemalteca, fue escrita por encargo del gobierno. En la obra la conciencia del indio, del criollo, del negro, el español, se estremecen ante la injusta situación que los abrumaba.

Hace frente a los conceptos conservadores vigentes en la sociedad guatemalteca y se basa en tres ideas fundamentales: la pluralidad de las civilizaciones, la grandeza de las civilizaciones precolombinas y la visión de la conquista como ruptura violenta de una cultura en marcha.

Las familias guatemaltecas

Martí recibió el afecto de varias familias guatemaltecas. Pero sin dudas el cariño y el respeto de la familia del expresidente de la república y líder de la revolución liberal, don Miguel García Granados propició una mejor estancia del patriota en tierras del quetzal. Era una familia numerosa y se hacía notar por su cultura y amabilidad. Martí se convirtió en uno de sus amigos más incondicionales.

Martí participó juntó a la familia Granados en tertulias, juegos de ajedrez, comidas, veladas, donde tocaban al piano y compartían. “Esta es la faz seductora de la vida guatemalteca. El amor puro, la hospitalidad amable, la confianza histórica, la familia honrada”.

La niña de Guatemala

Conoce entonces a María, bellísima muchacha de sólo 16 años. Será esta tierra, escenario de una leyenda que aún perdura: la de la niña de Guatemala. La relación que se estableció entre ambos estaba basada principalmente en el afecto. Martí ya había pedido en matrimonio a la cubana Carmen Zayas Bazán.

En mayo de 1877 se sella esta unión y en diciembre del mismo año, Martí escribe a María estos versos:

“(…) Siento una luz que me parece estrella,
Oigo una voz que suena a melodía,
Y alzarse miro a una gentil doncella,
Tan púdica, tan bella
Que se llama –¡María!”.

 

Luego de ausentarse brevemente, para realizar en México sus esponsales con Carmen, y retornar a tierra centroamericana ya casado, Maria le envió una tarjeta tan elocuente como sintética, con la elegancia del sutil reproche, en enero de 1878: “Hace seis días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme (…) no tengo resentimiento contigo (…)Te suplico que vengas pronto,

Tu niña.”

Pero su vida se resintió del golpe y fue decayendo paulatinamente, cayó enferma, una fiebre lenta la consumía y a pesar de los cuidados de la familia y de los esfuerzos de la ciencia, después de estar algunos días en cama sin emitir una queja su vida se extinguió.

Este acontecimiento fue motivo de duelo general en la ciudad de Guatemala, por el sincero afecto de que María era objeto y por los merecimientos de su familia.

Martí sembrará para la poesía, y desde la memoria que todo lo embellece, la imagen adorada de su María, la que nutre en el romance de “La niña de Guatemala”, ya cuando escribe sus Versos Sencillos, víctima del fracaso de su hogar, en la década del 90.

 “Quiero a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.”  

 

Para los cubanos, seguir los pasos del Apóstol, en este país centroamericano, gratifica y ennoblece la acción de unión latinoamericana. Martí se convirtió en un personaje casi oficial en Guatemala. Su identificación con el pensar de la clase media, suscitó un reconocimiento que con el paso del tiempo no se ha opacado en este país.

En Livingston, un pintoresco pueblo del Caribe guatemalteco, los médicos cubanos que cumplen misión internacionalista lo primero que encuentran a su arribo es un busto de José M. que marca el lugar donde se produjo ese primer contacto que despertó vivas emociones en el corazón de este peregrino de la libertad, a quien su lucha por la independencia lo llevó hasta los más profundos rincones de Nuestra América.

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