El tortuoso camino de acceso a las materias primas con las cuales han de confeccionar sus obras y la calidad del trabajo resultante, constituyeron los principales temas de debate en la Asamblea de Balance de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) en Cienfuegos, correspondiente al quinquenio 2011-2015.
“No tenemos manera de comprar madera (…) A medida que pasa el tiempo, son menos los que trabajan (eran 32 y apenas quedan 8). Han tenido que pasar a otra manifestación y (…) es muy difícil volver a las herramientas una vez que las abandonas”, compartió Ibrahim Ocampo Almeida -quien se dedica a la talla- con los asistentes, entre quienes se contaban Rubén del Valle, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas y Dámaso Crespo, presidente nacional de la organización cuya membresía local se encontraba reunida.
Según Ocampo Almeida, para realizar su labor necesita “maderas duras, semiduras, y casi todas preciosas” y la Ley Forestal obstaculiza la adquisición. Sin embargo, planteó, los artesanos no necesitan grandes cantidades, bastarían recortes sobrantes de las talas u otras producciones, pero esos pequeños trozos se botan o se queman pues el mecanismo para que ellos los consigan no está establecido. “Llegará un momento en que la talla en madera, a nivel nacional, se extinguirá”, vaticinó.
En peor situación se encuentra la cerámica, como expresión artística, en el territorio cienfueguero, cuando fue, en épocas pasadas, uno de los pilares fundamentales de esa actividad, junto a Camagüey y Trinidad. “No hay hornos”, admitió el propio Felipe Herrera Hurtado, presidente provincial de la ACAA en el período analizado. La mayor dificultad radica en la escasez y, por consiguiente, los altos precios de las resistencias, que tampoco pueden ser importadas de forma minorista, o sea, a título privado, desde el extranjero.
Sobre la misma cuerda se pronunciaron quienes necesitan recursos tales como pinceles, acrílico, óleo, guano, otros para confecciones textiles…
A propósito, Dámaso Crespo expresó: “Los problemas, en sentido general, con todas las materias primas, son tan antiguos como el (Fondo Cubano de Bienes Culturales) y la Asociación”.
Los presentes también hicieron alusión a la manera como la comercialización y el asumir el arte cual un medio de vida, además de cual un modo, ha estandarizado los productos, les ha restado “identidad” y calidad.
De acuerdo con Libia López Fuentes, hace falta vender para tener dinero, comer, comprar recursos, “pero está la misma artesanía en todas partes. Si seguimos pensando así, no vamos a avanzar. (…)Todos debemos reaccionar. (…) Los artesanos, si no trabajamos con amor, no somos artesanos. Tiene que estar el boniato en la mesa, pero también el amor”.
“El problema de nosotros no es creatividad, no es oficio, es de mentalidad (…) Hay que cambiar, buscar información; no creer que lo sabemos todo”, enfatizó Herrera Hurtado.
En el encuentro se evaluó, asimismo, el cumplimiento de los objetivos de trabajo de la etapa examinada, donde resaltó como importante logro la reconstrucción capital del Palacio de Blanco, sede de la ACAA cienfueguera -donde han conseguido acondicionar tres salones expositivos y realizar un buen número de actividades culturales, no solo vinculadas con las artes visuales-, y se trazaron las líneas a seguir durante el próximo quinquenio.
La mayoría de los 245 afiliados territoriales reeligieron a Felipe Herrera Hurtado como su presidente y, además, efectuaron comicios para seleccionar a los nueve miembros de la Junta Directiva local, a los tres que formarán parte de la candidatura de la Junta Nacional y a los cinco que participarán en la sesión ampliada de ese órgano de dirección, por celebrarse en noviembre próximo, junto a otros dos cienfuegueros, delegados directos.
Deja una respuesta