Hay artistas que se quedan con nosotros para toda la vida; se convierten en una parte de lo que somos, tanto ellos como los personajes con los que nos han estremecido; para muchos, eso es el actor cubano Sergio Corrieri.
Curiosamente, su nombre coincide con el personaje principal de la novela Memorias del subdesarrollo, del narrador cubano Edmundo Desnoes (La Habana, 1930-Nueva York, 2023), que por su hondura psicológica, social y política, provocara al realizador Tomás Gutiérrez Alea llevarla a la pantalla grande en 1968 con igual título, una de las cintas nacionales que identifica al cine cubano en el mundo, y que mantiene hasta nuestros días una sorprendente vigencia.
Sergio Corrieri Hernández (La Habana, 2 de marzo de 1938-29 de febrero de 2008), igualmente encarnó el mítico personaje de Fernando-David, en el más exitoso serial de la historia de la televisión cubana: En silencio ha tenido que ser, de 1979, dirigido por Jesús Cabrera, basado en hechos reales, y en el que da vida a un agente de la seguridad cubana infiltrado en un grupo contrarrevolucionario, pero además fue otro héroe anónimo en el filme El hombre de Maisinicú de 1979, de Manuel Pérez Paredes, el inolvidable Alberto Delgado, un hombre de carne y hueso al que supo asumir con real maestría.
Estos son sus trabajos más conocidos, de conjunto con otras 13 producciones cinematográficas en las que participó, desde 1962 (Cuba’58, de José Miguel García Ascott), hasta 1986 (Baraguá, de José Massip)
La historia actoral de Corrieri, Premio Nacional de Teatro 2006, da inicio en el año 1954 cuando integró el colectivo Teatro Universitario; entre 1956 y 1958, fue parte de los elencos de cerca de diez piezas dramáticas, bajo la conducción de importantes directores teatrales cubanos.
Ya en 1958 funda, junto a los imprescindibles Raquel y Vicente Revuelta, el Grupo Teatro Estudio, el más relevante de su tipo en el siglo XX en Cuba, en el que permaneció durante varios años como actor y director artístico.
Es en 1968 que crea uno de los proyectos más trascendentales de la cultura cubana: el Grupo Teatro Escambray, en el que labora como actor, director artístico y general; este colectivo, cuya metodología tomaba como base una seria investigación antropológica, se situó en los espacios donde se había producido la lucha contra bandidos, por tanto, la experiencia de sus moradores era vital para la concepción de las piezas que reflejaban las contradicciones, conflictos y antagonismos ideológicos de una época convulsa en Cuba.
Aunque su vida toda fue un magisterio, sin lugar a dudas fue en Teatro Escambray, esta experiencia novedosa de teatro de crítica y participación, donde puso el corazón conduciendo una obra socio cultural de gran impacto tanto en los pobladores de las comunidades donde se presentaba el colectivo, como en los actores que lo integraban, buena cuenta de lo cual han expresado muchos de estos, los que reconocen la relevante influencia de este trabajo en sus carreras actorales.
Igualmente, Corrieri fue profesor de teatro en varios centros artístico- docentes, como la Escuela Municipal de Arte de Marianao, la Escuela Nacional de Instructores de Arte y también el Instituto Superior de Arte de La Habana.
Fue el actor, a la vez, un hombre de un gran compromiso político; delegado al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, miembro de su Comité Central desde 1980, y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular durante unos cuantos años, y en la Quinta legislatura pasó a ser miembro del Consejo de Estado.
En 1985, ocupa la vicepresidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión, y dos años después comienza a dirigir el Departamento de Cultura del Comité Central del Partido, hasta que en 1990 es designado presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, institución desde la cual desarrolló de manera profunda, las relaciones con los organismos y organizaciones internacionales solidarios con la Isla, y condujo un proceso de promoción de la real misión de los Cinco Héroes cubanos, encarcelados en Estados Unidos por luchar contra las acciones terroristas dirigidas hacia el país.
Su última y muy valorada labor fue la de conducir los trabajos de la Comisión Organizadora del VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Artista auténtico, a Corrieri la actividades políticas no le impidieron continuar desarrollando una obra intelectual; falleció a los 69 años, y legó publicados los poemarios de su autoría Los noventa, Asuntos propios, y Del mar y los peces y el cuaderno de cuentos, También lo imaginado, una evocación de su infancia en la playa Jaimanitas; a la par, quedaron inéditos dos volúmenes líricos y una novela corta sobre el nacimiento y primeros años del Grupo Teatro Escambray.
Sergio Carmona Bendoyo, Fernando-David, Alberto Delgado y Sergio Corrieri, permanecen juntos en el imaginario colectivo cubano por su aporte cultural, social y político, y por haber sido todos, hombres de su tiempo y artífices de la historia de una nación que los honra en el recuerdo.
Autora: SUSANA MÉNDEZ MUÑOZ