Seis, una camada joven con destino al arte (+Fotos)

En reciente muestra los estudiantes de la especialidad de artes visuales de la Escuela de las Artes Benny Moré pudieron cometer su titulación de grado donde el recinto de la Galería de Santa Isabel. La exposición fue intitulada Seis, aludiendo al número de optantes, y resume las narrativas de una generación que no supera las expectativas de años precedentes (2004-2024), una oleada impasible ante el ensayo discursivo y la mirada crítica, apegada a los entibos autorreferenciales y el minimalismo como meta; no para arriesgarse a asumir un tipo de enunciado complejo (nada es tan complicado como la simplicidad; resultante de estos bojeos académicos), sino por restricciones en su imaginario y holgazanería creativa. Empero, es justo subrayar que en el grueso de las obrase existen contenidos salvables y algún que otro pupilo constata algún crecimiento.

En principio, se trata de textos visuales que no superan la tradición en términos de lenguaje y fabulario vanguardista. Lo anticipaba: apenas rozan el experimento, ni siquiera en el formato, las técnicas o la inmediatez del tema propuesto. Por demás, el dibujo y la ilustración como disciplina son protagonistas de estos relatos marcados por la subjetividad y la citada autorreferencialidad. En pos de consumar obras exprés apostaron (la mayoría) por el registro monocromático y la sobriedad en la materia expresiva. Igual, es una de las graduaciones (numéricamente hablando) más escuálidas en la historia de la institución.

Solo 4 estudiantes se presentaron en la modalidad de tesis investigativa-práctica, aquellas que demandan las referencias al proceso a través del cual se produjo el parto de la obra demostrativa, al tiempo que obliga al estudiante (en el primer capítulo) a profundizar en la situación problemática, el cuerpo teórico, la presencia del tema en la historia del arte, los antecedentes y la selección de una disciplina afín. Asimismo, la fundamentación y descripción de la propuesta, los elementos autorreferenciales y los criterios curatoriales (en el capítulo dos); además de las conclusiones, recomendaciones, bibliografía y anexos.

Serie de carteles concebidos por los optantes..

Intervinieron dos optantes en la segunda modalidad, el Proyecto de Tesis, cuya estructura es más sencilla y focaliza la fundamentación, descripción de las obras propuestas, planificación y cuerpo acreditativo (Conexiones, datos del curador, currículum, etc.). Claramente, este ejercicio de grado infiere la seducción de los posibles clientes para que suceda la muestra en galerías, museos y otros recintos expositivos. La tercera variante, el Examen Integral (que no participa en la exposición), tuvo a una única examinante, enfocada en la evaluación de los contenidos recibidos durante los cuatro años de la carrera.

Más, regresemos a la muestra colectiva que sirvió de tablado para las defensas y los veredictos de los tribunales (dadores de notas entre 91 y 100 puntos. De facto, 4 de los optantes recibieron la máxima calificación). ¿Qué pueden encontrar los apasionados de las artes visuales en Seis, la muestra que representa a estos futuros artistas?.

En la entrada del recinto se comparte una serie de carteles concebidos por los estudiantes, interconectados con las tesis; algunos muy afortunados, como En venta, de Angelina del Sol. Angelina presentó el texto visual más contundente, no sólo en el apartado de las investigaciones e inmediatez temática, sino también por la limpieza o precisión de su dibujo. Es la suya una obra de dimensión notable respecto a las demás, que asume el tema de la sobrexplotación del patrimonio a causa de la crisis económica. En venta es la única puesta con tintes críticos, la más arriesgada, cuyo imaginario se sustenta en la representación del capitolio habanero, una figura retórica que resignifica para disertar sobre la urgencia de proteger la herencia arquitectónica en tanto identidad de los cubanos. Su propuesta disfruta de la monocromía y bien utiliza la moneda como entidad simbólica (Aunque corre el peligro de no ser interpretada por el abstractivismo de la moneda. No hay indicios de su marca de valor o nación, pues a la vista parecieran círculos en plumilla; también sus dimensiones son pequeñas), alusiva a las implicaciones comerciales en la economía nacional.

Angelina del Sol presentó el texto visual más contundente: “En venta”.

Leonard Santana Rumbaut es uno de los afortunados (Habida cuenta fue excedida su puntuación. Las recomendaciones del tribunal no fueron consecuentes con la nota), cuya trayectoria en la academia pesó más que la propia tesis de grado. Este noble joven (uno de los más colaboradores y esforzados) se desnuda en un texto conceptualista (hasta donde pudo), que toma la idea como eje discursivo. Leonard revela el trauma del artista que posee una ortografía deficiente, en este sentido es una obra briosa, de esencia autobiográfica; si bien, lejos de lograr un impacto entre aquellos que tienen estas debilidades, lo que logra es sublimar el yerro a través del lenguaje del arte. Siquiera esto, pues la frase que utiliza como dinámica del texto, la relación figura (suplemento verbal) y fondo (abstracciones), no logra la limpieza necesaria, ni en la progresión cromática ni en el diseño de las palabras (Letrografía). Es interesante la idea, pero no existe claridad en los enunciados, se entorpece la frase. Aplaudimos su limpieza museográfica (el detalle de la puesta respecto a las estructuras. Fue cuidadoso en esa dirección) y la capacidad para llegar a su límite.

En el ruedo se defendió la simpática Bendelise Eugenet, quien hizo una propuesta centrada en las otanes o piedras sagradas. Con un díptico (irregular en su hechura, impugnable en el montaje) regresa al tema de la religión afrocubana y la participación que tienen las otanes en las instancias de predicción, los impactos que ocasionan en los cultores. En su caso, connota las relaciones entre las creencias personales y los idearios colectivos, tomando como base los textos capitales de Rogelio Martínez Furé, Natalia Bolívar, Miguel Barnet y el cienfueguero Jesús Fuentes; así como referentes a creadores como Belkis Ayón, Wifredo Lam y Manuel Mendive. De esta manera, elige dibujar dos estados de los guijarros, el primero casi abstractivo (alusivo al nacimiento de una identidad), el segundo de modo naturalista, aunque de estirpe simbólica (referido al sentido de la veneración). Sin dudas, la artista en ciernes develó su talento para la disciplina y consiguió una adecuada defensa.

Leonard Santana Rumbaut se desnuda en un texto conceptualista: “De la expresión a la creación”.

Marisol Teresa Aguilar presentó un proyecto expositivo que refiere las preocupaciones más latentes sobre el acoso social, la fragilidad psicológica. Este ideario tiene una base autorreferencial y trasluce sus fueros internos a través de la especialidad del grabado y la figura del cristal, otra unidad simbólica a mano. Ella se toma como modelo (No creo afortunada esta decisión debido a su rigidez expresiva y física) y asume poses dramáticas, estados anímicos desaforados, para enunciar su universo psicológico. Claramente, un relato que se ve afectado por la puesta curatorial, especialmente por la separación de las estructuras, que rompen la unidad de sentido. Si la obra nos habla de quebraduras y lasitudes, debió disponerse los fragmentos con cierta asimetría en el espacio y más cercanos. Su disertación fue la más coherente de todas, en tanto criterio sobre la articulación, independencia de los recursos de apoyatura, ritmo, seguridad y dominio del contenido.

Jessica del Sol Araña optó por una instalación donde el dibujo, la disciplina de la ilustración y el tono poético de las fabulas son fuertes asideros expresivos  de su proyecto de exposición, titulado Bitácora. La artista recupera los signos poéticos que por muchos años abandonaron sus colegas, en pos de compartir preocupaciones existenciales y creativas. Ella concibió un texto colmado de imágenes bien recreadas a través del dibujo, con atinadas atmósferas, suplementos verbales y selección de textos literarios. Igual, consigue un eficaz ludismo a través de las prácticas invasivas; entiéndase el modo en que convida a los públicos a usar un guante para poder hojear la bitácora (otro código simbólico). Es una de las obras más personales y loables; si bien la defensa acusó ciertos agotamientos disertativos, especialmente por la falta de síntesis, la absorción de los finales en las frases y los errados ángulos de demostración de las imágenes, que por su nivel no lograban percibirse con claridad. Visiblemente, la suya es una de las dos obras más seductoras y singulares de la muestra grupal.

Bendelise Eugenet defendió una propuesta sobre las otanes o piedras sagradas: “Otá: el espíritu de la vida”.

Finalmente, resultó de gran impacto la obra Ansiolítico, de Lubeisy Amanda Hernández Maya. La suya es una instalación estructurada con sensibilidad e inteligencia, donde recrea diversos momentos de su patología médica (por lo que se sobreentiende que también es una obra autorreferencial), conectada a la ansiedad social. En cerca de 20 piezas, plenas de figuras en estado de desesperación, alcanza a combinar el dibujo, la ilustración y las artes manuales (especialmente el tejido) para fabular sobre el tema de la ansiedad y cometer un llamado a la conciencia pública. Con estos derroteros también usa códigos alegóricos o simbólicos (el propio título sugiere el uso de un tranquilizante para tales casos y la puesta igual refuerza el sentido de este fármaco psicotrópico, al menos en su somática) y el tejido deviene en un recurso terapéutico. Fue muy atinado el emplazamiento de la maqueta; sin dudas, de hechura detallada y atractiva, toda vez que intensifica el relato con la inserción del proceso a la obra. Pese al desaforo de las emociones (la artista sufrió un ataque de llantos), la defensa de Lubeisy fue poderosa en el desmontaje de los signos, significados y las estructuras de Ansiolítico.

Seis es el breviario de la generación de titulados en 2025, una experiencia que devela la temperatura de los creadores visuales y los procesos formativos de la academia de artes plásticas en el centro sur de la isla. A todas luces, la posibilidad de acercarnos a esta camada de jóvenes que toman el itinerario con destino al arte.

Marisol Teresa Aguilar presentó un proyecto expositivo que refiere las preocupaciones más latentes sobre el acoso social: “Fragilidad Psico-social personal”.
Jessica del Sol Araña optó por una instalación titulada “Bitácora. Una de las mejores sorpresas”.
“Ansiolítico”, de Lubeisy Amanda Hernández Maya, es una instalación estructurada con sensibilidad e inteligencia.
Autor: Jorge Luis Urra Maqueira

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