Richard Egües y la Escuela de Flauta Cubana

Cuando descubrí la Escuela de Flauta Cubana me impresionó mucho un intérprete que unía virtuosismo junto a elegancia y sabor. Parecía fácil lo que hacía con su instrumento, hasta que vivencié que era magia, que no todo flautista con técnica depurada y años de estudio podría hacer sonar la flauta con esa cubanía. Así fue como descubrí el talento del compositor y flautista Richard Egües (Eduardo Egües Martínez). Un poco después en mi vida, supe que, quien fuera el tercer flautista en ocupar la nómina de la orquesta Aragón y permanecer 30 años, desde 1954 hasta 1984, había nacido en la ciudad de Cruces, el 26 de octubre de 1923. Su amistad con Rafael Lay y el vínculo creativo y profesional entre los dos músicos va a ser de suma importancia para el desarrollo de la agrupación, que marcó su sello y su huella.

 

Con esta flauta Richard tocó El Bodeguero en el año 1955, en una grabación RCA Víctor./Foto: Cortesía de Manolo Egües

Richard llega primero al clarinete, instrumento con el cual comienza su recorrido por la Banda Municipal de Manicaragua y la de Santa Clara. Luego, el piano con el que se vinculó a las orquestas Monterrey y Ritmo y Alegría, ambas de Santa Clara. Posteriormente pasó a la jazz band de los Hermanos García. Por último desarrolla su carrera como flautista, primeramente en la Orquesta Sinfónica de Santa Clara, donde también tocó el flautín; y posteriormente llegaría a ser concertista en la Orquesta Sinfónica de Camagüey.

Cuando ingresa a la orquesta Aragón, su sentido de la armonía le permitió desdoblarse en interpretaciones complejas, las cuales fueron siempre novedosas y le ganaron un prestigio indiscutible. Demostró su versatilidad para interpretar diversidad de géneros. Poseía un fino virtuosismo que le permitía utilizar los más diversos y complicados giros melódicos. Su extenso bagaje cultural, junto a su talento y tesón, le propiciaron la creación de un estilo inconfundible, que es tomado en cuenta por los flautistas más jóvenes.

Foto: Cortesía de Manolo Egües

Se desarrolló también como compositor y arreglista. Su sentido de la composición lo refleja en las improvisaciones, que aun siendo espontáneas, nunca perdieron el equilibrio de una estructura, en la cual todos sus elementos se conjugaran justamente como debía ser en una obra de arte, sin más ni menos, razón para que su obra le trascendiera y sea admirada. Su extraordinario virtuosismo interpretativo le asegura un lugar dentro de la Escuela de Flauta Cubana.

A juicio de su hijo, Manolo Egües Cárdenas: “La figura del maestro Richard Egües tiene gran repercusión internacionalmente, no solo como autor de obras musicales que abarcaron diversos géneros, sino por el legado que nos dejó en el aporte a la música cubana y en específico a su instrumento, la flauta.

En mayo de 2007, la prestigiosa fábrica de instrumentos musicales Orpheus lanzó al mercado un modelo de flauta con el propósito de semejarla a la tradicional flauta de madera de cinco llaves, estilo francesa. Es el modelo de flauta Richard Egües, bajo la inscripción Comercial de Item Number 466975 Model PFAPFA201S Orpheus Richard Egües Flute”.

Foto: Cortesía de Manolo Egües

Por su parte, su hija Gladys, cuenta que en una ocasión, mientras visitaba la fábrica de flautas Yamaha, quedó sorprendida cuando uno de los funcionarios se arrodilló, a modo de muestra de infinito respeto y admiración ante Richard, aún incrédulo de tenerlo ante él. Comenta también cómo en cada lugar que él llegaba era una sensación. Llegó a tener alumnos de Japón, China y de varios países de Europa. En el año 2000 estaba de gira por varias ciudades de Los Estados Unidos, entre ellas San Francisco, a donde llega tres días antes de su partida a Nueva York, para estar con su familia. Su hija lo acompañaba. Se enteran de su estancia en esa ciudad y lo llaman ese mismo día a las siete de la noche, desde un local famoso en la 7ma Avenida para pedirle que realice una actuación allí. Era miércoles y Richard accede y se programa para el viernes siguiente a las diez de la noche. Solo tenían el jueves para la publicidad. El día de la función llegan a las ocho y treinta, sorprendidos de que se encontraran allí alumnos de 17 países. A las nueve y diez minutos hubo que cerrar el local, que ya estaba sobrepasado en 200 personas.

Nos abandona físicamente un 1ro de septiembre de 2006, dejando un sin números de obras y contribuciones a la música. Richard Egües ha sido uno de los flautistas cubanos más universales. Un lugar que ganó y que le hará  perpetuar en el tiempo.
(Tomado de 5 de Septiembre)

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