Por: Taylí R. Sánchez Zúñiga
31 de enero del 2009
Camiones, trenes, tractores., los más disímiles artefactos, fabricados con los más impensables materiales, componen la muestra que Aliegmis Bravo Cuan presenta desde esta semana hasta el 12 de febrero próximo en la Galería de Arte Bulevar, de la ciudad de Cienfuegos.
Los dibujos adosados a las paredes pretenden simular los bocetos que haría un niño antes de construir sus juguetes. Esa resulta, al parecer, la intención del artista: crear un juego visual que permita al público penetrar en ese mundo surrealista que supone el conjunto expuesto y disfrutar del placer estético que conlleva.
“Yo me apropio mucho de la forma infantil, pues procedo de una familia de mecánicos, choferes, paileros, y desde pequeño imitaba a mis abuelos, a mis padres, y construía mis propios juguetes. Toda esa tradición se esconde detrás de las piezas, mediante ellas exteriorizo cosas que yo tenía dentro, aprovechándome de los códigos que maneja el arte. Descontextualizo elementos, los vuelvo a reciclar, y eso genera la polisemia. No centro una idea, sino que abro una ventana para que la gente cree sus propias lecturas”- comentó Aliegmis al 5 de Septiembre digital.
Casi recién egresado de la Academia de Artes Plásticas Leopoldo Romañach, de Villa Clara, en sus obras pueden apreciarse elementos del entorno social cubano de las últimas décadas, muy bien delimitados dentro del eje temático contemplado por el proyecto curatorial. Así, los “charangones” y otros engendros endémicos de esta tierra, invaden el espacio expositivo cienfueguero, en consonancia con la saga de videojuegos que le da nombre a la muestra (Need for Speed), cuya segunda versión, lanzada al mercado en 1997, presentaba los autos más raros y exóticos del momento.
Llama la atención, a primera vista, la instalación Psicología Infantil, un tren de aproximadamente trece metros de largo, que recorre hacia delante y hacia atrás una vía elevada del suelo y bloqueada en ambos extremos, en un movimiento interminable. En sus vagones, hechos a partir de otros objetos y madera, plástico, papel y aluminio, viajan desde globos y sobres de polvo con sabor a carne de res hasta utópicos molinos de viento.
Un denominador común de todas las piezas constituye la buena factura en el plano formal y las soluciones ingeniosas a los problemas prácticos y técnicos que supone una empresa de esta índole, que se adentra en los caminos del arte pobre y el utilitario.
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