Perseverancia visual, gozosa e intensa en el Taller de los Artistas (+Fotos)

En los albores del verano y enrolados donde el proyecto alternativo El Fiestón: Ciudad del Mar, la galería El Arte, espacio que nos recibe en la entrada del Taller de los Artistas (franco homenaje al taller de renombre creado en la ciudad de sévres hacia 1915, propiedad de Blanca González Simo, pionera de la vanguardia cienfueguera bajo los influjos del muralismo mexicano) ofrece a los públicos su tercera muestra colectiva, intitulada Keratina, concebida por quince artistas sureños y sus interrogantes sobre el entorno complejo de nuestra nación. Son miradas diversas e inclusivas, oscilantes entre las conexiones neorrealistas y la experimentación más desenfadada, el abstractivismo y la figuración, las alusiones críticas sobre la inmediatez y las narrativas postmodernas, los pequeños formatos y las anchuras regulares, la evocación de un arte imaginero y los registros simbolistas, la exuberancia y la sobriedad cromática, el minimalismo de las estructuras visuales y la suntuosidad de los componentes sintagmáticos, la concomitancia discursiva destinada a la infancia y los megarrelatos filosóficos de urdimbre intelectual, las posituras técnicas más tradicionales y los coqueteos con el arte procesual o instalativo, el enunciado naif y el sondeo conceptualista…

Claramente, la muestra-taller (utilicemos este vocablo para aludir a la dinámica de una museografía interactiva, que asiduamente podría disponer de nuevas obras pertinentes al ideario de la colectividad, por lo que una misma puesta visual podría transmutarse durante el ciclo expositivo) signa los potenciales de una comunidad de hacedores ligada a la vanguardia plástica sureña, en su mayoría miembros de la UNEAC y/o la AHS.

En los albores del período vacacional el Taller de los Artistas comparte su tercera exposición: Keratina. /Foto: Modesto Gutiérrez Cabo

Keratina acoge disciplinas tan heterogenias como las poéticas y los estilos de estos fabuladores, al modo de la pintura, el dibujo, la instalación, el grabado, la escultura, ilustración y fotografía digital. En este cordelero se puede disfrutar de las entelequias de Mario Cruz Moscoso, cuya experticia en la ilustración para niños es elocuente (El viaje); Néstor Vega Negrón, pilar del grabado y la abstracción geométrica en la región, un maestro en la manipulación del color (Trámites de vivienda); Edgar González Era, pedagogo y sagaz autor de esculturas de pequeño formato, con notables influjos del cubismo (de la serie Marina); Luis Manuel Rivero García, pintor de relatos erotómanos, que reconfigura el desnudo femenino en tanto código (Retrato con tapiz de flores); Raúl Cué Echemendía, otro de los abstractivistas más lúcidos y multipremiados de la región, igual con vivencias en la escultura y el arte instalativo (Abstractos); y Elías Acosta Pérez, cuyas producciones están signadas por el sensualismo y la transparencia, en las que la somática femenina y la naturaleza persisten como leitmotiv (Desnudo de torso).

Momentos de una puesta visual heterogénea y amenizada con proyectos musicales y danzarios. /Fotos: Modesto Gutiérrez Cabo

Asimismo, la exposición descuella con las creaciones visuales de José Basulto Caballero, líder entre los hacedores del arte naif, cultor de los tópicos ribereños y la imaginería popular (La siesta del caminante); Vladimir Rodríguez Sánchez, escultor, arquitecto y dibujante de tesitura postmoderna, artífice de metáforas sobre los futuros insospechados (De la serie Mutantes); Adrián Rumbaut Rodríguez, dibujante e instalacionista marcado por la autorreferencialidad y las configuraciones del lenguaje del arte (Alta fidelidad, en coautoría con Andez); Ángel Fernández Quintana (Andez), caricaturista e ilustrador de estilo emancipado, perspicaz y sensible entre los más solícitos (Alta fidelidad, en coautoría con Rumbaut); Osmany Núñez Chaviano, escultor y ceramista que insiste en la alegoría figurativa y la trama objetual (Noches cubanas); Alexander Cárdenas Pérez, tesonero ejemplar del grabado y pedagogo de punzante faena (De la serie Ciudades); Juan K. Echeverría Franco, autodidacta con latente visión sobre la épica cotidiana, también inspirado por los registros postmodernos (Matutino); Yoel de la Paz López, pintor y versado en la fotografía digital, especialmente de temática submarina o ambientalista (Revolución energética); y el benjamín Yunier Hurtado, cuyas esculturas y dibujos combinan lo lúdico y la chanza gráfica (Avanzo con lo que tengo).

Una espectadora frente a las obras de Néstor Vega (izquierda) y Mario Cruz (derecha). /Foto: Modesto Gutiérrez Cabo

La muestra, conformada por 45 textos visuales, fue inaugurada con la presencia del proyecto Al compás de las olas, que tutela la interprete y compositora Belkidia López Fundora, destinada a los niños sureños; una presentación que entremezcla la comunicación oral con la música; y concluyó con las actuaciones del Conjunto Folclórico de Cienfuegos, dirigido por la hacendosa Bárbara Lamí, agrupación que aúna tradiciones danzarias y musicales de disímiles orígenes; otro de los atractivos del evento. A propósito, viene siendo usual que el Taller de los Artistas funja como un reservorio de expresiones artísticas, remarcando la necesaria y provechosa interdisciplinariedad en las artes. Esta perspectiva potencia las dinámicas de la institución, que progresivamente está ganando cierto liderazgo en los dominios culturales de la ciudad.

Keratina es un viabilizador de las preocupaciones más latentes de nuestros artistas, sus deseos de resignificar la identidad y los imaginarios populares; asimismo, ofrece a los públicos sureños nuevos entibos para pensar la existencia y asumirla de un modo gozoso, fresco, bello y profundo, como solo puede conseguirlo el arte honesto y perseverante.

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