Ya se había encargado de publicitarlo, aunque escurrían que era una sorpresa; sobre todo el de la “pacificancia”, el que pidió “fuego, fuego y fuego pa’ que esto se acabe”, una invasión yanqui para Cuba. El Orsorbo lo estuvo vendiendo, con bombo y platillo hace varias semanas como finalmente fue: un recalentado del recalentado “Ojala pase”.
La Patria, para Yotuel no merecía otra cosa que reciclar. Por eso el primer minuto, un tercio del tema, es la copia de aquel “acto de paristismo”: la misma introducción musical, Malcon el de Gente de Zona (GDZ) repite la estrofa introductoria que antes cantó Roldan, y el destructor de Orishas, su mismitico párrafo panfletario. Con el discurso que ya había escupido en “Isomnio” y en varias entrevistas, con las mismas acusaciones que la mafia miamera; de 60 años aunque se anuncien del 2020.
Para estos “famosos” solo bastaba juntarse, apostar por sus enganchados seguidores. Por eso, durante la presentación de “Patria y vida”, su preocupación era, ¿cuántos están conectados?, ¿se escucha por Instagram? Y el “compartan, compartan…” su convocatoria más sincera. Para eso son de la “farándula de Miami”, para eso son aspirantes a millonarios, la mercancía más funcional entre las producidas por las élites capitalistas, la que produce mayor plusvalía subjetiva. Son fetiches del negocio de la música con el deseo de reproducir, de copiar a las élites burguesas; con sus apetencias, sus consumos de lujo y sus marcas de triunfadores. Por ello los premian, espectacularmente, por exhibir sus cuerpos e intimidades, por ostentar sus consumos en el mercado de los likes, los views y los followers.
Estos números, normalizados como índices de éxito, son la constancia de que se reproducen sus apetencias; por miles de adoradores, por miles de amaestrados a obedecer, por “voluntad” contagiosa. Porque se adora lo que se considera superior o exitoso, los dioses, el rey, los “famosos”. La internalización de su inferioridad es la conciencia del adorador y su doctrina, imitar a los que los dominan y a los “rentistas del cuerpo”. En el siglo XIX, la adoración por la corona española o el Imperio yanqui produjo autonomistas, reformistas y anexionistas; hoy produce y reproduce seguidores de influencers, de millonarios y famosos de “la Yunai”, como El Orsorbo y El Funky.
Ese es su partido y es su franquicia, la que le asignaron los que controlan la maquinaria y el libreto, el poder WASP. A los que sirven, pero jamás podrán alcanzar, por sus marcas de origen: sin linaje, negros, y nacidos en el Sur. Son “aldeanos” colonizados por las élites neoliberales, apuntan a la “dictadura” de Cuba, pero no cuestionan las reglas que dictan los CEOs de la Sony, YouTube o a la Magnus Media. Hablan de política, pero de la política de acá; jamás lo verán juzgar al gobierno federal o de La Florida por el mal manejo de la epidemia del COVID-19, criticar a la policía de allá cuando le disparen por la espalda a un afrodescendiente o a un latino, ni volverán a criticar el cruel bloqueo con el que por más de medio siglo han intentado trancar el dominó en el país donde nacieron.
Como buenos aspirantes a millonarios, se creen con el poder de decretar. “Esto va a ser un himno”, dijo el pastichero Yotuel; lo mismo que cuando “Ojalá pase” y cuando “Ámame como soy yo”. “Esto va a marcar un antes y un después en nuestra carrera”, repitió por n-vez el ronco Alexander. “Esto se acabó” corean todos en el retitulado panfleto, como vociferan también en las redes sociales los pupilos de Gene Sharp: “matemáticamente la dictadura se acabó”, así decretó a finales de año 2020 el autoproclamado “artista” Luis Manuel Otero, quien también aparece en el audiovisual.
Pero el mercado pone todo en su lugar. Por eso en los créditos del video, son Yotuel, Gente de Zona y Descemer los que están arriba y sus adoradores, sin trade mark, abajo. Por eso, el realizador del video de “Patria Vida”, tiene que apurarse y gritar a los cuatro vientos su reversión a anticomunista, desarrollar su papel de iluminado por Miami. Llegar a aquel pantano le abrió los ojos, le confesó a Carlucho; codearse con la farándula de allá le develó la verdad que antes no veía, o que según dice tuvo miedo de expresar. No dio tiempo a que le doblegaran las piernas como a Descemer, Alexander y Malcon. Como ellos, es aspirante a millonario; así lo confesó en su muro de Facebook, el día de su cumpleaños.
Asiel Babastro fue el mismo que realizó el video de “Ámame como soy Yo”. Por eso es posible encontrar los mismos recursos formales y la misma retórica visual, la misma pretensión de contagiar emociones, mixturando símbolos. Solo que ahora se concentra en el fuego. No solo quema el rostro de José Martí, a quien recurre otra vez para resignificarlo, sino también un podio, como los que usaba el Comandante en Jefe. Los primeros fotogramas son bien elocuentes de esas nuevas conjunciones por las que apuestan: Martí y Washington, Cuba y USA, que enmascaran con ese “Patria y Vida”.
“Ya no gritemos ‘Patria o muerte’ sino ‘Patria y vida’”, rapea mientras sobreactúa el líder de GdZ, una frase que le puso en la boca Yotuel. Con esa mueca de cambiar la disyunción por la conjunción, la han estado vendiendo como el gran gesto, la gran subversión simbólica que tumbará a la Revolución Cubana. Sin embargo, no hay nada novedoso en su propuesta, ni la disyunción que pretenden borrar es un invento de Fidel, de la Revolución Cubana.
Se ha recordado en las últimas horas, que el propio Comandante en Jefe concluyó con esta frase, un encuentro con pioneros que habían custodiado la entonces Oficina de Intereses de los EE UU., el 23 de diciembre de 1999. La había empleado antes un joven diputada. Como rememoró el líder histórico de la Revolución, el 5 de marzo de 1960, la lucha de la generación del centenario por la definitiva independencia, se desarrolló bajo la disyuntiva mambisa de “Libertad o Muerte”, y solo después del Triunfo Revolucionario, cuando la Patria comenzó a significar mucho más que libertad asumimos la que nos ha llevado hasta aquí, la de “Patria o Muerte”. Esta hereda, además, la equivalencia enarbolada por los bayameses aquel 20 de octubre del 1868, y que gritó meses después el autor del Himno Nacional Perucho Figueredo, antes de ser fusilado en Santiago de Cuba: “Morir por la patria es vivir”.
No es la primera vez que Yotuel se muestra como un ignorante político y desconocedor de nuestra historia o que se comporta en el marco mercantilista, con el que significa hasta la creación del grupo que lo llevó a la fama. Hacer Orishas- contó en una directa con Eliecer Ávila- fue un emprendimiento en el “negocio de la música”, “ellos vendieron una idea y alguien la compró”. Porque, “todo en la vida es un negocio, todo, desde el hospital que escogemos para dar a luz, todo tiene marketing y es un negocio…” “¡Hasta el presidente que elegimos! si tiene un buen marketing” – añadió.
Para eso les servirá “Patria y Vida”, como jugada de mercadeo. Será otra fiebre patriotera que sumaran al styling de su mercamúsica. Reflejo kitsch de la canción protesta y otra muestra del pastiche y de la esquizofrenia que, como planteó Fredric Jameson, distinguen al posmodernismo. De un “todo vale”, que deviene en un “vale todo” en lo estético y en lo ético. Asó lo resume Luis Brito García en su libro El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad, es una divisa común de la posmodernidad y también de su modo de hacer y valorar el arte. Un “todo vale, porque ya nada vale. Si acaso, cuesta”. Del declinar del arte a los halagos del mercado, y de la estética, al más efímero de los metarrelatos: el de la moda”. Y en Miami, ya sabemos, la moda es el anticastrismo mediático.
Lejos de hacer el bien o de darle voz a la mayoría cubana, este autoplagio de Yotuel, secundado por otros doblegados y colonizados por la Yunai, servirá para azuzar odios y dividirnos en bandos políticos, éticos y estéticos. La Patria no los contemplará orgullosa.
Por lo pronto, en esta orilla se ha levantado una gran ola de repulsa y de reafirmación patriótica. Pues para la mayoría de los cubanos, como comentó un compañero de estudio, Orlando Serrano, “Yo-tu-el, no quiere decir `Nosotros´”. Y ninguno de ellos porta el valor de los creadores mambises , dispuestos a ser libres o morir.
(Tomado de Cubarte)
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