Los mundos de Ledo, un acercamiento a la obra de una joven artista cienfueguera

En la creación artística halla Lisbeth Ledo la posibilidad de desahogar sus mundos internos. Contradictorias o apacibles, las imágenes que originan sus manos representan una particular cosmovisión. “Mi obra como tal es un mundo de una poética un poco agresiva”, dice sin más.

Actualmente expone en la galería de Genésis, en Miramar, La Habana, las obras que conforman la serie “El mundo de la princesa triste” y agrega: “es un poco el mundo que vivimos todos, pero a la vez cuando llegas y vez la exposición te cambia totalmente el contexto o lo que imaginabas que era porque no te muestra una princesa triste o un artista que se sienta mal, quizá todo lo contrario, es solo el mundillo que quiero representar”.

 

En el taller Sociedad Gráfica de Cienfuegos recombina las posibilidades creativas del grabado y la pintura como fusión necesaria en su manera de hacer arte. “Tanto en una como otro utilizo las mismas figuraciones –explica- la técnica es diferente pero el grabado ha aportado a mi pintura el uso de grabados, calados, papeles, encima plantillas con las que hago sprays”. En suma otro desafío le puso la enseñanza.

Desde hace un año Eduardo Enríquez regresa cada jueves para compartir con ella unas horas de creación artística y juntos poner límites al autismo que padece el muchacho de quince años. “Sigo trabajando la pintura y seguiré siempre, pero me gustaría incursionar en el mundo de la escultura que hace mucho tiempo que no hago nada al respecto, sería bueno relacionar todo esto que tengo ahora con esa manifestación”, concluye.

Los fantasiosos mundos de Ledo contraponen emociones que transitan de la inocencia a la perturbación y comunican una poética de tantos colores como entelequias.(Tomado de Perlavisión)

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