Literatura infantil: un mundo de fantasías y enseñanzas

Literatura infantil: un mundo de fantasías y enseñanzas

Literatura infantil: un mundo de fantasías y enseñanzasPor: AIN
8 de marzo de 2011.

La génesis de la literatura infantil se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando aparece como forma o género independiente. En esa época triunfaron en Europa las narraciones de Las mil y una noche, colección de cuentos de origen persa, árabe, recopilados a lo largo de centurias.



Pero no es hasta el XIX que esta literatura alcanza en el mundo su mayor esplendor, con el auge del movimiento romántico, que acercó a los niños un universo lleno de fantasías, poblado de duendes.

Entonces afloraron grandes escritores que se convertirían con los años en clásicos, entre ellos el danés Hans Christian Andersen (1805-1875), uno de los autores de cuentos de hadas más conocidos, a cuya pluma se agradecen El Soldadito de Plomo, La sirenita y El patico feo, muy queridos por todas las generaciones de niños.

Algunos estudiosos afirman que precisamente en esa centuria se publicaron en Latinoamérica los primeros textos dirigidos a la infancia: la mayoría obras didácticas y moralizantes que no atendían los aspectos estéticos ni lúdicos.

Poco se sabe del origen de la creación literaria para niños en el siglo XIX cubano, sin embargo, para mediados de esa centuria vio la luz en la Isla uno de los principales referentes de América Latina: José Martí, luchador independentista, periodista, narrador y poeta, que dedicó parte de su obra literaria a los infantes, a quienes nombró con amor “la esperanza del mundo”.

Constancia de ese trabajo es la Revista La Edad de Oro -publicada por primera vez en julio de 1889- en la que Martí narró a los niños  en forma de relatos y cuentos hechos, de la historia universal, enseñanzas y valores éticos y morales.

Con esfuerzo, entre tantas responsabilidades, el Apóstol de la Independencia Cubana logró publicar cuatro números de esa obra para la posteridad, durante su estancia en Nueva York, donde preparaba la guerra de la Isla contra el colonialismo español.

El patriota murió en la contienda bélica en 1895, sin poder ver su sueño de la tierra emancipada donde todas las personas, entre ellas los niños, tuvieran los mismos derechos a vivir con dignidad y ser educados.

Pasaron desde entonces muchas batallas. En 1959, con el triunfo revolucionario, se cumplió el deseo del Héroe Nacional.  El nuevo gobierno en la Isla otorgó especial importancia a la educación y la creación de un pueblo cada vez más culto, bajo la premisa martiana de “Leer es una manera de crecer”.

Los niños, a partir de entonces, ocuparon un lugar cimero dentro de las proyecciones culturales y literarias del país.

Ejemplo reciente fue la XX Feria Internacional del Libro, uno de los tantos proyectos promovidos por el estado cubano para expandir la literatura y el arte hacia todos, fundamentalmente las nuevas generaciones.

Cada año son mayores las producciones dedicadas a los pequeños en este importante evento. Durante la cita literaria, acompañados de sus padres, inundaron los espacios reservados al expendio de libros, ávidos de sabiduría

Algunos iban a la búsqueda de un nuevo título y otros se acercaban a los clásicos queridos de siempre, como el que compila los cuatro números de la Revista La Edad de Oro.

Para dicha de todos, este texto -publicado un sinnúmero de veces con gran éxito de venta- se incluye entre los que tradicionalmente, en todas las ediciones de la Feria, se agota en los estanquillos.

Esta obra mantiene su frescura, belleza y vigencia a más de un siglo  de su creación. Es ejemplo vivo de la concepción del mundo de Martí, la del hombre nuevo de Nuestra América.

Los valores humanos trasmitidos a través del texto incitan en el pequeño lector la búsqueda del conocimiento, del amor y la justicia.

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