La rumba cubana: ¿todos responden a las buenas maneras?

Muchas son las agrupaciones rumberas fundadas en todas las provincias cubanas. Destacan las más antiguas con referentes de quienes animaban las tardes cerca de los puertos, en los solares y cualquier espacio donde un cajón, una guataca y las manos servían para hacer el ritmo contagioso de la rumba.

También son varias las personas interesadas en mantener este género en una categoría elevada dentro del espectro cultural que nos circunda. Sin embargo hay muchos detalles que pulir para consolidar un movimiento rumbero, único, de punta a cabo de esta isla.

 

Me atrevo a mencionar elementos primordiales como la disciplina, la buena educación y la idea de que los rumberos son artistas y los artistas, figuras públicas con obligación de comportarse en los escenarios y fuera de estos.

Son muchos los problemas económicos dentro de las promotoras musicales para llegar al cobro exitoso de un contrato, igualmente para lograr la confección de un vestuario uniforme y con prestancia. O, simplemente para adquirir un espacio idóneo donde la rumba sea el motivo de encuentro de sus seguidores. Pero, al parecer son pocos los que piensan en esas deficiencias y en la necesidad urgente de darle un vuelco a la manera de pensar de los rumberos.

Y allá van las preguntas… ¿cuántos grupos son los que tienen conformado un dossier con los detalles históricos que le interesan tanto a los investigadores como a los niños que deciden convertirse en el relevo de los que están? ¿por qué son tan frecuentes las escenas de indisciplinas de los propios músicos por exceso de bebida, inclusive, antes de comenzar los espectáculos? ¿quién le pone el cascabel al rumbero que aceptó un compromiso artístico y no va a los ensayos porque dice que luego puede improvisar?

Para nadie es secreta la idea de que, todavía, existen estigmas sobre la rumba y sus ejecutantes. Pues unos dicen: es mal ambiente, otros que eso es de negros. Pero habría que analizar cómo se puede revertir ese criterio luego de que, en febrero del 2011 fuera declarada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Patrimonio cultural de la nación cubana.

Corresponde a todos ayudar para quitar ese velo oscuro que pende sobre este ritmo tan contagioso que es conocido mundialmente gracias a Chano Pozo, Celeste Mendoza, Los Papines, El Goyo, los Muñequitos de Matanzas…

Los nuevos que llegan no tienen derecho para destruir o menoscabar la valía de la rumba. De su parte sería inteligente valorar que voz, baile, cultura y educación van de la mano. Si Gregorio Hernández cantó antes de morir La rumba es cubana, urge que el empeño para realzarla sea primordial para todos los que desean reconocerse como rumberos.

 

 

 

 

 

 

 

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