Pareciera que ha desarrollado una preferencia por Cienfuegos; quizás, siempre la tuvo, y ahora encuentra un poco más de su tiempo para dedicarle; quizás, ha descubierto, antes o después no importa, ese latido que delata al público ansioso en espera del artista.
Hace apenas unas semanas, la cantautora Telmary Díaz compartió experiencias y música con estudiantes de la Escuela Provincial de Arte Benny Moré. Durante los últimos días, su regreso a la Perla del Sur acelera, nuevamente, a los seguidores del hip hop y, más particularmente, de su obra.
Conversar con Telmary Díaz es como asomarse a cualquier calle de Cuba, donde se juega a viva voz el dominó, se toma caliente el café; humea el tabaco, y puede verse, por qué no, algún vaso con ron sobre la mesa; donde todo se habla o se pregona en el Español más cubanísimo y culto a la vez.
Cuenta Telmary: “La primera vez que estuve frente a un micrófono fue gracias a un DJ. En algún momento, en una fiesta electrónica; yo estaba encima de él todo el tiempo pidiéndole este tema, este otro… hasta que me dijo toma el micrófono… así descubrí que me gustaba soltar las rimas sobre la base del sonido”.
Sin embargo, fue en 1999 cuando apareció como vocalista principal de una banda: Free Hole Negro.
“Fue en esa banda donde por primera vez una mujer rapera logró compartir escenario con otros hombres. Hasta aquel momento la aparición de la mujer en el hip hop era como bailarina o como coro, pero no como primera figura. No me gusta decirlo mucho, pero es así”.
En Free Hole Negro, Telmary se reveló como una de las voces más contundentes del hip hop cubano y la más importante voz femenina del género en Cuba. Su estilo y calidad sonora llamaron la atención de músicos de primera línea fuera de la banda.
La cantante recuerda su primera colaboración como algo especial. “Estando en Free Hole Negro, tuve la posibilidad de colaborar en el disco de X Alfonso, X Moré, uno de los primeros realizados en homenaje al Bárbaro del Ritmo; un acercamiento a la obra de ese gran músico cubano… y los invito a escucharlo. No se comercializó mucho, pero fue un disco muy bonito”.
“Ahí comenzó mi aventura por la música”, asegura, que luego continuó con la fundación de Interactivo.
“Fui fundadora de Interactivo, ese proyecto musical lo más ecuménico posible, donde todos importan lo mismo, donde todos somos una gran familia, donde compartimos la misma pasión por la música.
“Yo fui la encargada de insertar el hip hop en Interactivo. Fue ahí donde aprendí que la poesía podía ser un instrumento más para utilizar en la improvisación”.
Telmary Díaz grabó su primer disco, A Diario, en 2007. Fue el debut de su carrera como solista. “…mi primer disco, que fue para mí como mi primer bebé. Fue con gran sacrificio que lo logré y creo que todavía sigo enamorada de él”, evoca la artista.
El álbum mereció el premio Cubadisco en la categoría de hip hop. En 2014, publicó su segundo fonograma, Libre, todo un homenaje a los orishas de la religión afrocubana. Igual que el anterior, Libre fue premio Cubadisco. En 2018, lanzó el tercero, Fuerza Arará, también influenciado por las religiones afrocubanas y ganador del premio de música cubano, en el acápite de Música Urbana, y nominado a los Latin Grammys, en la categoría de Música Alternativa.
Aunque muchos asumen que ocurrió al contrario, Telmary asegura que fue labúsqueda de una sonoridad apegada a las raíces de la identidad lo que la acercó, en primer lugar, a las religiones afrocubanas. “Si suenan los tambores se me van los pies,” dice en uno de sus temas.
En el universo de los orishas y sus voceros terrenales, también encontró una fuente de herramientas para su técnica de improvisación.
Desde el comienzo mi carrera en el hip hop es una búsqueda; es ir en pos de una forma de improvisación que sea propia de nuestra condición de cubanos. Cuando usted escucha al sacerdote en las plegarias, en los rituales, eso también es una forma de improvisación en lenguas yorubas, lucumí…
“El hip hop surgió en New Orleans, Estados Unidos, pero nosotros no tenemos lamisma forma de expresarnos que ellos, ni las mismas tradiciones, ni la misma cantera musical.
“Entonces me pregunté: ¿dónde tenemos nosotros nuestras tradiciones, los principales valores de la música cubana? De ahí es de donde nos tenemos que nutrir. Y comencé a alimentarme del repentismo para laimprovisación. La controversia es una forma de improvisación; que puede ser más complicado que un cantante te dé el pie forzado para tú continuar”.
Otro género genuinamente cubano, el changüí, ha sido una fuente importante en el aprendizaje de la técnica de improvisación. “No tenemos por qué pedirle prestado un discurso a otra cultura, a otra expresión musical, si nosotros tenemos nuestras formas de decir en la música”.
Para Telmary, algo que viene con la condición de música de la Isla es la responsabilidad de dejar una huella, aunque sea pequeña, de la cultura cubana en cualquier escenario del mundo.
“Algo muy importante, si voy a Brasil, si voy a Haití, si voy aEspaña, es tratar de interactuar, nutrirme musicalmente, pero también dejar un pedacito de Cuba”, afirma.
“Mis canciones nacen de la vida cotidiana”. Escribe todos los días, tanto en prosa como en verso; lo describe como una especie de diario sobre su propia cotidianeidad y la que le rodea. Pero sus escritos constituyen, apenas, la semilla, algo que podría llegar a ser canción.
“La improvisación me hace estar detrás del micrófono con la presión de ¡es ahora! ¿qué vas a hacer? y eso me hace improvisar muchas letras, tanto en el escenario como durante las grabaciones en estudio.
“En eso ayudó mucho Interactivo, porque había una máxima: la primera toma siempre es buena. Al principio eso era fatal para mí. Yo era muy jovencita, no tenía experiencia, recuerden que mi formación como música es empírica; y me enredaba… o entraba fuera de tiempo, una palabra que se me quedaba. Si se fijan en las grabaciones de los primeros temas de Interactivo hay palabras mal dichas por mí, porque estoy en ese calor y él me dice, quedó.
“Robertico Carcassés tiene esa filosofía; las segundas tomas no vienen con la misma energía, con la misma fuerza, y por tanto hay que hacerlo a la primera. Entonces me acostumbré a la primera”.
La propuesta musical de Telmary Díaz se aleja de patrones comerciales; busca un producto cultural genuino en cuánto a género y a identidad para lograr un hip hop esencialmente cubano, en el cual el mensaje es lo más importante.
Qué le pasa al rapero”, valora. “El rapero quiere presumir de la rapidez con que rapea; no presta tanta atención a la dicción ni al mensaje.Loque quiere es que todo el mundo sepa que él rapea rápido o que improvisa. Pero si estono se entiende, al final, qué lograste. Creo que ese es uno de lospuntos débiles de los raperos cubanos.
“Me gusta que se me entienda y trato por todos los medios de articular bien. No es que a mí no me pase, pero si me pasa edito, tengo que repetir y se me tiene que entender el mensaje”.
Sobre sus proyectos… “No solamente quiero hacer discos de mi estilo musical. Quiero hacer un disco en el que me enfoque por ejemplo en el repentismo, que es una deuda que tengo con la música campesina. Quiero hacer otro con niños, que no sea solo música de mi género…”
Por el momento trabaja en su cuarto disco. Adelanta que, en este, incluirá temas como Repartera, ¿Quién te mandó?, La Palabra, y tendrá como artistas invitados a los cubanos OmaraPortuondo, Osaín del Monte, Alexander Abreu, entre otros de nacionalidades foráneas.
Después de 21 años de trayectoria. Su “aventura por la música” no ha salido mal. “Ser músico es una bendición”, dice, “porque es la posibilidad de publicar en el lenguaje más universal del mundo.
“Yo quería estudiar periodismo, creo que el micrófono es un instrumento de poder; como no pude ser periodista, a través del rap me acerqué a él. De esa manera he podido llegar a comunicar lo que yo quería… toda esa musa alborotada que vive en mí”.
(Tomado de 5 de Septiembre)
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