Una escenificación de los orígenes de La guajira flamenca en la música cubana comprendió el espectáculo De La Habana vengo a La Habana voy, de la joven coreógrafa española Carolina Pozuelo, estrenado en el teatro Tomás Terry, de Cienfuegos, por el Ballet Folklórico de Camagüey, como parte de la 13ra. Temporada de la Danza.
La limpieza de la obra escénica caracterizó los 60 minutos de la puesta en escena, donde el público identificó a través del proyecto coreográfico toda una investigación sobre la Guajira flamenca en nuestra tradición sonora. Un recorrido histórico musical que acopió orgánicamente el primer son cubano conocido, los cantos afrocubanos y el punto cubano para desembocar en la Guajira flamenca como fruto de la mezcla entre esta Isla y España.
Dividido en tres secciones, el espectáculo recreó con especial dominio de la técnica y de cuanto se quería expresar, las raíces folklóricas y la evolución musical campesina de bateyes azucareros (los puntos guajiros se cultivan en las zonas rurales de Cuba). No existió ruptura, sino fusión de lo cubano y lo español. Hubo movimiento, evolución, conexiones físicas y rítmicas entre dos naciones que se colonizaron.
De La Habana vengo a La Habana voy nos habló de lo universal, de influencias, de culturas que narran la hibridación entre hombres, de lo general en lo particular o viceversa, de la danza como proceso investigativo…, y para ello contó con la interpretación de una compañía de genuina entrega y profesionalidad: el Ballet Folklórico de Camagüey.
¿Por qué escoges una agrupación de provincia para darle movimiento a tus estudios, a esta dicha de indagación socio-histórica que tuvo sus inicios en Madrid?
«La investigación no solo toca el terreno danzario, sino también el musical. La única compañía que me ofrecía bailarines y una orquesta en directo era la de Camagüey. Necesitaba muchos componentes para en vivo interpretar música folklórica, campesina, y española. Incluimos piano, guitarra española, cajón flamenco (…) No siempre en la capital está lo mejor. Aquí encontré mucho talento y es mi deseo hacer una gira nacional con ellos por la Isla. Este espectáculo es una muestra de cuanto te digo, esa compañía tiene un sello y les he dado la vuelta. Han hecho flamenco integrado a lo suyo. Esa fusión ha sido exclusiva por su talento, por la humildad con la cual acogieron nuestro proyecto inicial», reveló en los primeros momentos de diálogo con la prensa, Carolina Pozuelo, bailarina de la Compañía Antonio Gades, quien no dejó de mencionar el importante aporte de Reinaldo Echemendía, director de ese Ballet, en el desarrollo del proyecto.
Continuamente hablas de proceso de investigación, de búsquedas, y quisiéramos conocer las raíces De La Habana vengo a La Habana voy…
«El motor principal de realizarla resulta un tanto personal, pues mi abuelo es cubano y yo bailarina española de flamenco. Quise saber qué teníamos en común. Cuando empecé a investigar, me di cuenta que era algo más profundo, algo con soportes históricos. Había mutua influencia, la ida y vuelta entre ambos pueblos (…)
«Empecé a documentarme y salió una obra de 15 minutos, la cual fue estrenada en Madrid. Me llevó como dos meses de estudio, hay muy poco recogido sobre el punto cubano, género de donde se deriva la Guajira Flamenca. Realmente existe escasa bibliografía sobre eso en Internet. Llamaba a mi abuelo y le decía: ‘Cántame esto’, ‘cántame aquello’. Por él me documenté mucho. Sin embargo, cuando quise ampliar la obra, vi que no tenía en mi poder la manera de documentarme y vine a Cuba a investigar.
«Antes de empezar a montar, tuve la dicha de intercambiar con el maestro Reinaldo Echemendía, el director del ballet folklórico de Camagüey. Me enseñó la diferencia entre el punto fijo y punto libre, el zapateo camagüeyano, la tonada menor, que es muy interesante, pues constituye dentro del punto cubano el de mayor influencia española.
«Este encuentro con los artistas e investigadores cubanos fue imprescindible para el desarrollo del proyecto, tanto para ampliar el conocimiento de manera veraz, como para contrastar (…) Aquí me encontré con un libro viviente. Los bailarines nutrieron también esa investigación y me di cuenta de las similitudes viéndolos bailar, lo que ya en teoría tenía en mi cabeza. Al final terminamos haciendo una integración. Yo bailo un trozo de guajira, ellos entran y bailamos juntos con la letra de un punto cubano. Surgió de eso de compartir…».
¿Entonces podemos hablar de una danza universal?
Completamente, sin pasaporte ni nacionalidad…
¿Y cuándo saldrá de Cuba la obra?
(Toca madera) Y no solo en Madrid, hay muchos continentes más. Las cosas si se dicen mucho… (vuelve a tocar madera)
En la expresión de Carolina Pozuelo se exterioriza la cubanía siendo española. Renace la fusión entre la Compañía Antonio Gades y el ballet Folklórico de Camagüey. De La Habana vengo a La Habana voy es, sobre todo, un puente cultural entre España y Cuba, basado en contenidos culturales comunes.
La 13ra. Temporada de la Danza organizada por el teatro Tomás Terry propició acercarnos a ese hombre universal, a las raíces, y nutrirnos el alma de lo legítimo y eterno, vengas de donde vengas.
(Tomado de Cinco de Septiembre)
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