José Villa Soberón: “Martí era un gran artista”

Los vendedores ambulantes, las estridentes melodías tropicales, el claxon de los autos o los camiones de la construcción cercana, no logran sacar a José Villa Soberón de su habitual serenidad.

Justo en la esquina de Cuba y Teniente Rey, el escultor tiene su taller-refugio. Desde allí han nacido muchas de sus esculturas al Héroe Nacional José Martí. “Han sido diseñadas, modeladas en barro, luego colocadas en moldes de yeso, sacamos un positivo en resina y lo mandamos a la fundición”, cuenta.

Cuando Villa abre la puerta del taller de la Oficina del Historiador de La Habana, enseguida invita a una taza de café. Da la impresión de que allí radica una prolongación de su casa. Habla pausado. Camina igual, como si disfrutara cada paso. No lleva prisa. Al contrario, parece que carga encima con toda la paciencia del mundo, y la ajetreada Habana Vieja le hace el contraste perfecto a su andar.

En el local, cinco jóvenes trabajan en sus nuevos proyectos. Uno moldea un busto en barro, otro prepara resina y espera que se seque; al fondo se siente el ruido de la soldadura… Villa siempre ha defendido, como máxima, que la obra de un escultor se basa en un trabajo en equipo. “Es duro y de mucha soledad, pero trabajar con gente joven es bonito y provechoso. Lo disfruto mucho. Me encanta descubrir personas talentosas”, dice.

Es Premio Nacional de Artes Plásticas (2008) y obras suyas están emplazadas en una veintena de países como Estados Unidos, Alemania, Brasil, Canadá, República Checa –donde estudió el nivel superior–, Hungría, Polonia, Egipto, Francia, Rusia, Italia, Costa Rica, México, Argentina y, por supuesto, en Cuba, entre otras naciones. Sin embargo, en esta Isla –dice– es donde prefiere tener sus esculturas. “Siento que el público cubano es el que más las apreciaría”.

Mientras hojea un libro-catálogo con sus esculturas diseminadas en distintas ciudades alrededor del mundo, Villa Soberón recuerda que desde pequeño tuvo vocación por las artes plásticas y, en particular, por la escultura.

“Todavía me sigue fascinando esa capacidad que tiene la escultura para transformar los materiales, duros, rígidos, y convertirlos en un objeto que puede ser capaz de transmitir ideas, pensamientos, y emociones. Es una magia”.

Taller adentro

Gabriel Cisneros y José Villa Soberón. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Usted ha dicho que trabaja con dos lenguajes de la escultura: el figurativo y el abstracto, y que se identifica más con este último. Sin embargo, el figurativo ha sido más recurrente en su obra…

–Las esculturas figurativas generan mucho trabajo y hay que dedicarle tiempo. Pero sí, lo que más me interesa es insertar la figura en su contexto urbano y que no sea como un elemento añadido al lugar. Trato de evitar las bases muy aparatosas y que las figuras que trabajo queden en un contexto natural, para que estimule la interacción. Que las personas la sientan a su propia escala, no verla desde una pedestal, separada de la vida cotidiana. Es el caso de Hemingway, de quien pude ubicar la figura justo en el lugar donde solía estar en su rincón en El Floridita, también el Caballero de París, Madre Teresa de Calcuta, Alicia Alonso en el Gran Teatro de La Habana y el propio Martí, el Preso 113, en la Fragua Martiana.

Preso 113, el Martí más difícil

Preso 113, escultura realizada en el 2003, hecha en bronce, tamaño natural. Foto: Radio Reloj.

“¿Quién es Martí para atreverse a tanto?, pensarán algunos y yo les digo: ‘un cubano a prueba de grilletes por ser cubano cuando apenas tenía bigotes’. He ahí una buena credencial”, dijo Máximo Gómez en 1882. Doce años antes, en 1870, el joven José Martí había entrado a las canteras de San Lázaro. Con su traje de preso, el pelo rapado y una cadena de hierro de la cintura al tobillo, envió la imagen a su madre. “Piensa que nacen entre espinas, flores”, decía el verso final, al dorso de la foto.

Tras estudiar la instantánea, José Villa Soberón comenzó a convertirla en la escultura que hoy está en las antiguas canteras, convertidas en la Fragua Martiana. Villa dice que mientras trabajaba en la obra supo un detalle poco conocido en la vida del Apóstol.

“Del grillete, Martí se hizo un anillo que decía ‘Cuba’. Y a mí me gusta en las esculturas, a medida que uno va encontrando esas cosas, añadírselas porque pueden ayudar a las lecturas del personaje y su historia. Así que esa prenda con el nombre de nuestro país la he puesto a todas las obras posteriores a esa sobre José Martí. Siempre me gusta investigar lo más posible, aunque no soy un estudioso de su vida. Indago desde la sensibilidad, desde la visualidad de lo que puede expresar y comunicar la imagen”.

“Preso 113, de hecho, fue difícil de modelar y tuve que variar algunos rasgos que aparecen en la foto original para que las personas, al ver la estatua, lo identificaran. Traté de reflejar los ojos y la mirada de Martí”.

Monumento a José Martí, 1986, Madrid España. Foto: Cortesía del entrevistado.

Cuando le pedimos que nos caracterice sus obras dedicadas al Maestro en el extranjero, esboza:

  • Martí en Madrid, España: “Este es un proyecto que, aunque es figurativo, tiene un lenguaje un poco más complejo y conceptual, una interpretación volumétrica de la bandera cubana. Está hecha de acero inoxidable y mármol verde”.
  • Escultura en Santiago de Chile: “Se fundió aquí en Cuba y la llevamos para allá. Tiene, en la base, algunas frases de Martí”.
  • Martí en la Embajada de Cuba en Estados Unidos: “Está basado en una fotografía del Apóstol en Jamaica que siempre me ha resultado muy atractiva. Me parece que expresa su personalidad. Un Martí muy contenido, fuerte y un poco tímido al esconder las manos detrás. Yo le puse a la escultura un libro. Martí era un gran artista con una sensibilidad especial que demostró en su vida y su obra. En otras dos fotos, asume la misma pose de las manos detrás, los artistas tratamos de leer cosas y esa fue mi interpretación”.

La escultura de Martí en Santiago de Chile es parecida a la de la embajada cubana en Washington. Usted como artista ¿cómo trata de no repetirse en ese sentido?  

–Es cierto que tienen la misma pose, aunque le hicimos algunos cambios, en especial en el rostro. Realmente pueden hacerse varias de estas esculturas públicas, pero siguen siendo originales porque en el proceso de realización las haces diferentes en los detalles, y también el emplazamiento de cada una es distinto. La de Chile está en una avenida pública y la de Washington está en la entrada de la embajada, al lado de una bandera cubana. Tienen características diferentes.

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Estatua a José Martí en la Embajada de Cuba en Estados Unidos. Foto: AP.

Martí sigue erguido, la bala dañó el bronce, pero no la esencia y mucho menos los valores que transmite la figura. “Me sorprendí mucho al enterarme de la noticia que la estatua había sido baleada, producto de una agresión”, confiesa el escultor.

La obra, ubicada en el jardín de la Embajada de Cuba en Estados Unidos, mirando hacia la Avenida 16 de Washington D. C. fue modelada en La Habana, proyectada a un molde de resina y trasladada a Miami para su fundición. Allí, Lázaro Valdés fue el encargado del proceso. “La figura de Martí es utilizada para promover el odio, pero en otras muchas ocasiones sirve para unir a los verdaderos cubanos”.

En el taller de Cuba y Teniente Rey, Villa Soberón muestra la escultura en yeso, mientras dice:

“Eso es lo mágico y lo impresionante de Martí. Su imagen tiene tanta vigencia que es víctima del odio, de la falta de vergüenza hacia nuestra nacionalidad. Cuando se quiere agredir a Cuba, uno de los primeros héroes que atacan es a Martí”

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A Villa le cuesta seleccionar entre sus esculturas dedicadas a Martí una que pueda llevarse el título de favorita. Todas las hizo en épocas diferentes, aunque confiesa sentir un especial cariño por el Monumento a José Martí en Madrid. “Para mí fue muy importante, estaba muy joven y era una gran oportunidad. Mi mejor escultura es la que estoy empezando, si uno no le pone corazón no será una buena obra”.

No deja de mencionar tampoco la escultura El Maestro y su discípulo: “La realicé junto a Gabriel, un joven muy talentoso graduado del ISA. Es este Martí niño junto a su maestro en la escuela María de Mendive, el antiguo colegio donde estudió el Apóstol”.

Cuando Villa habla de Martí en su obra, menciona siempre la importancia de los ojos, la mirada del Maestro. “Su voz abre la piedra, y sus manos parten el hierro, sus ojos llegan ardiendo a los bosques nocturnos; los negros bosques”, escribió Guillén.

En fotos, obras del escultor sobre José Martí

El Maestro y su discípulo. Escuela Rafael María de Mendive, antiguo Colegio San Pablo, Cuba (2018). Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Durante el acto terrorista, una bala impactó en la escultura de Villa Soberón en la embajada cubana en Estados Unidos. Foto: AP.

Homenaje a Martí II, 2017, bronce, ubicada en Santiago de Chile.

Otras obras de Villa Soberón

Madre Teresa de Calcuta. Bronce, Convento de San Francisco de Asís, La Habana, Cuba (2003). Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Lennon en La Habana. Bronce, parque de 17 y 6, Vedado, La Habana, Cuba (2000). Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Caballero de París. Bronce, Convento de San Francisco de Asís, La Habana, Cuba (2001). Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Por: Andy Jorge BlancoKarina Rodríguez MartínezIrene Pérez

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