Por: Tomado de Perlavisión.
24 de marzo de 2012.
José González Guerra es uno de esos héroes que luchó por la independencia de Cuba y que fue un digno hijo de la tierra cienfueguera. Pero hoy su figura es desconocido para muchos ciudadanos de esta provincia cubana. El historiador Orlando García lo cataloga como uno de los rostros más importante de la historia emancipadora de Cienfuegos.
José González Guerra nació en calle Santa Cruz, entre San Luis y Santa Isabel, el 2 de mayo de 1832. De procedencia humilde y sólidos valores humanos, con apenas 19 años se incorporó al Cuerpo de Voluntarios Urbanos de Cienfuegos y adquirió conocimientos militares, luego aplicados con valentía en la gesta independentista de 1868.
González Guerra se incorporó a guerra un año después de su estallido y llegó a ser General de Brigada del Ejército Libertador. En menos de seis años participó en más de cien combates: La Sacra, Palo Seco, Las Guásimas, Manaquita, Barajagua… Herido de gravedad y enfermo de tétano, murió a los 43 años de edad, el 28 de febrero de 1875. Se le recuerda como “El Héroe de Manaquita”.
A propósito del interés político de legitimar a esta figura histórica como el patriota insigne de Cienfuegos, conversamos con el historiador Orlando García, Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en esta provincia.
-¿Qué méritos de José González Guerra sustentan esta decisión?
-Los méritos de González Guerra están probados por su obra, sobre todo por su labor desde los escalones más ínfimos de la sociedad cubana, conspirando por la independencia y después, durante la lucha armada, desde el primer día, el 7 de febrero de 1869, avanzando en los escalones de mando del Ejército Libertador, con la desventaja de ser un hombre iletrado que no procedía de ninguna de las familias más distinguidas que habían encabezado la lucha, como podían ser los Fernández Cavada, Juan Díaz de Villegas, los Boullón, o sea, las ilustres familias cienfuegueras que habían decidido tomar el camino de la independencia. Pocos de los patriotas que culminaron la guerra pudieron acumular en tan poco tiempo, desde el 69 hasta el 75, una hoja de servicios tan grande como la de él. Es más, yo me atrevería a decir que en la Guerra de los Diez Años no hay un patriota que tenga esa hoja de servicios en Cienfuegos. Si lo miramos desde el punto de vista militar, eso avala su obra.
-¿De ahí entonces el apelativo de “patriota insigne”?
-Como profesional no me interesa para nada utilizar ese tipo de categorías. Creo que ser patriota y hombre de su tiempo es suficiente para ocupar un espacio en la historia, en las páginas de gloria de la historia cubana; incluso en el caso de un hombre como ese, que además no se conoce porque la historia la construimos los profesionales, los historiadores, y la historia de Cienfuegos (la que tenemos, la de Enrique Edo, la de Luis Bustamante) la hicieron las personas que procedían de las élites gobernantes en su época, y obviamente cada época produce sus mitos, produce sus imágenes y produce sus héroes. Sin embargo, cuando tú coges los documentos de la época, el diario de campaña de Máximo Gómez, los documentos que generaron Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio Agramante, te das cuenta de que esta figura está en sus páginas, por encima de otros. Y uno se pregunta: ¿por qué antes no nos preocupábamos por sacar a la luz una figura de este tipo?, ¿porque representaba el ascenso de las masas populares? Sucede que la producción historiográfica es clasista. ¿O es que no tiene un carácter clasista la historia?
-¿Es por eso que algunos historiadores han ponderado a Federico Fernández Cavada?
-Realmente quien está legitimado por la tradición es Federico Fernández Cavada, otra figura importante en la lucha por la independencia de Cuba. Hay una placa en la casa donde nació, en el seno de una familia acomodada, su padre era un funcionario español de alto nivel. Tuvo la oportunidad de estudiar en las mejores escuelas, en Estados Unidos estudió en Filadelfia, fue un hombre de avanzada en su época, antiesclavista, luchó a favor del ejército del Norte contra la esclavitud, tuvo esa oportunidad. Y por supuesto, por ser de una familia de la élite cienfueguera, su memoria fue recuperada por los que producían la memoria, los propios gobernantes, y en cada época, ya lo he dicho, los que gobiernan quieren legitimar a sus héroes y a sus figuras relevantes. Sin embargo, con mucha justicia creo que pusieron al General Candela, a Federico Fernández Cavada y a Adolfo Fernández Cavada, en un pedestal importante en la historia de Cienfuegos, en lugar de tener a la reina Isabel o a cualquiera de los generales o gobernadores colonialistas españoles, como están en nuestra plaza, es decir, los símbolos del poder. El que gobierna, reitero, crea sus metáforas, crea sus imágenes y los Cavada, para mí, tienen todos los méritos suficientes para estar en los lugares más altos de la historia de Cienfuegos. Lo que sucede es que eso no quiere decir que sean los únicos que tienen que estar, si no la historia la tuviéramos que detener y no estudiar más, cerrar las escuelas de historia, remitirnos a lo que se produjo antes, en los años 30, el 40… Más acá no hay un libro de historia importante hasta hace poco, que salió una síntesis histórica. ¿Y lo que se ha producido después de la Revolución? ¿No habría que estudiarlo también, y solo repetir, repetir y repetir?
“Hay que legitimar a los que se lo merecen y no ceñir los saberes históricos a lo que está o a lo que podamos producir. Vendrán otras investigaciones y aportarán más elementos sobre los demás. Lo que pasa es que dejar las cosas como están sería desconocer el papel de las masas populares, de la gente sin historia, de la gente que no tuvo acceso a las letras, los analfabetos, que constituyeron el 70 y el 80 por ciento del Ejército Libertador y sostuvieron la formación de la nación cubana. Si no se siguiera investigando, nuevos rostros nunca estarían en la historia, lo cual entraría en contradicción con los aportes de la historiografía internacional, que hoy en día busca eso, darle rostro y voz a la llamada gente sin historia, a las clases subalternas, o a los sectores más humildes. Eso no se inventó en Cuba, eso las escuelas francesas lo hicieron, el estudio de las mentalidades sobre la base del que escribió un texto… Lo que aquí esa voluntad a veces se complica: ¿cómo usted estudia, por ejemplo, la mentalidad de un esclavo? Pienso que los cienfuegueros, como todo pueblo que aprecia su historia, nunca van a rechazar ni a uno ni a otro, sino que van a ir colocando en el lugar que merecen a estos hombres, que hicieron nuestra historia y contribuyeron a lo que tenemos hoy. A mí me parece que la historia de Cienfuegos está en deuda con un sector muy importante en la lucha por nuestra independencia en el siglo XIX, del que apenas hay tres líneas en las historias que se construyeron antes del triunfo de la Revolución. Es necesario aportar datos e información sacados de los archivos y las bibliotecas, para develar a través de la búsqueda y revisión de los documentos, en que a veces no viene explícito nada sobre estas personas, y llegar a conocer la historia a profundidad como merecemos.”
-¿Conocen su historia los cienfuegueros?
-Creo que una de las carencias en Cienfuegos es la falta de una divulgación más exhaustiva de la historia local, no la historia de Federico Fernández Cavada, no la historia de José González Guerra, la historia en sí, la historia en toda su magnitud, y muchas veces uno se encuentra con gente que apenas te puede hablar sobre la fundación de Cienfuegos. Pienso que la historia de Cienfuegos está en deuda con todos esos patriotas y por eso necesitamos investigar sobre la base de las fuentes, y no dedicar mucho tiempo a las polémicas, porque en definitiva buscar el patriota insigne o no, no creo que sea la esencia del problema, lo importante es develar la historia en su magnitud real y sobre todo producir un acercamiento que nos permita conocernos mejor, qué somos y de dónde venimos.
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