Como piezas en un gigante tablero de ajedrez, las esculturas vivientes del proyecto teatral El Carro de Thespis interactúan en el paisaje urbano del Centro Histórico Urbano (CHU) de la ciudad de Cienfuegos, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
“Las representaciones mediante la técnica del estatismo, comenzaron en diciembre último de manera coyuntural, como parte del programa de un encuentro nacional de ciudades patrimoniales, pero la aceptación popular demandó su permanencia”, comentó a CINCO de Septiembre digital el director del grupo, Liván Rodríguez Hernández.
“Pensé que iba a ser algo efímero y ahora me pregunto cuándo vamos a parar”, añadió quien nueve años atrás fundara El Carro de Thespis, homenaje al primer actor griego, que rebelado contra los cánones de la época ejerció la juglaría por los pueblos de la antigua Hélade.
Comoquiera que las esculturas vivientes constituyen algo usual en muchas urbes del mundo, Rodríguez Hernández se apresura en subrayar el sello característico de los 25 personajes incorporados ya por su proyecto a la vida cotidiana de Cienfuegos.
“Los nuestros surgen de la ciudad misma, pues distinguen a personalidades de la historia y la cultura local, muchos de los cuales no cuentan con una escultura de mármol de Carrara o siquiera un modesto busto de bronce”, manifiesta el líder del grupo formado por nueve actores.
Y avala sus palabras con los ejemplos de Luisa Martínez Casado (1860-1925), considerada la mejor actriz del siglo XIX cubano y una de las principales de América, y Arquímedes Pous (1891-1926), el clásico negrito del teatro bufo nacional; ambos nacidos en Cienfuegos y ahora representados en el gran escenario de sus calles rectas.
En el caso de Luisa no se había sido justo con ella, y ahora es uno de los personajes que más nos distingue por su repercusión en el público. La foto escogida para diseñarla la dignifica. La gente le dice La Reina o la sincretiza al llamarla también Santa Bárbara, Shangó en el panteón yoruba, expone Rodríguez. Otra fuente de inspiración para El Carro de Thespis son los tipos populares, salidos del más puro costumbrismo local, al igual que las personalidades surgidas a partir de las investigaciones históricas del equipo de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Tal es el caso de La Aguadora, vinculada al hecho real de la escasez del líquido vital que afectaba en sus primeros tiempos a los pobladores de la Colonia de Fernandina de Jagua, la Cienfuegos en ciernes.
Además, el montaje está inspirado en un poema del historiador y poeta Florentino Morales (1909-1998), y por su vestimenta azul los espectadores la relacionan con Yemayá, otra deidad yoruba.
El Fotógrafo, La Campesina, La Florista, El Pirata y El Moro (alusión a los emigrante que antes de 1959 se dedicaban al comercio ambulante) son algunas de esas figuras del pasado o la cotidianidad cuyas puestas en escena cumplen uno de los presupuestos artísticos del colectivo, apropiarse de las costumbres y llevarlas a la ficción.
RECOGEDORAS: EL APLAUSO DEL PÚBLICO
En correspondencia con el principio formulado por el dramaturgo cubano Albio Paz cuando precisó que “la calle no es del actor, es del paseante y se necesita respeto”, trabajan los integrantes de El Carro de Thespis.
Representar en la vía pública rompe la dinámica de ese entorno, entonces es preciso respetar más al espectador que en el interior de una sala de teatro, coincide Liván Rodríguez.
Muestra del reconocimiento ganado en poco más de un semestre de labor fue la familia de Las Tunas que a principios de este verano vino a la llamada Perla del Sur exclusivamente para ver el desempeño de estos juglares.
El director insiste en que el proyecto funciona sin ánimo de lucro y el empleo de recogedoras (especie de recipiente en el cual se depositan contribuciones espontáneas) además de constituir una práctica internacional es la forma de hacerlo sostenible.
Cada recogedora tiene que ver con la dramaturgia diseñada para el personaje, así la de Arquímedes Pous, por ejemplo, es un adoquín, pues el comediante acostumbraba a transitar por De Clouet, la única calle de la ciudad que preserva ese tipo de pavimento.
Las recogedoras son el aplauso del público, el reconocimiento, en ellas personas cristianas depositan mensajes propios de sus creencias, un repartidor de periódicos coloca el diario de la mañana y los niños lo mismo un caramelo, una pequeña piedra o granos de los chícharos con que suelen alimentar a las palomas del parque Martí, apunta Liván.
TEXTURA DE LAS PIEZAS Y SICOLOGÍA DEL COLOR
La mejor manera de demostrar a algún incrédulo que lo que hacen es teatro será el estreno de la obra María Antonia, un clásico de la dramaturgia cubana del siglo XX, en ocasión del Día de la Cultura Nacional, el 20 de octubre próximo.
Como la pieza aborda el tema de la marginalidad el grupo escogió el escenario de la calle de Casales, del Centro Histórico Urbano, famosa antes de la Revolución por la conglomeración de prostíbulos en la zona próxima a los muelles.
Además de dignificar ese espacio, con la puesta en escena recordarán la existencia allí del teatro Shangai (pornográfico) en un edificio ya desaparecido de la ciudad patrimonial.
En la textura de las piezas y la psicología del color radica el presupuesto artístico del proyecto, que se presenta además en Trinidad, también Patrimonio Cultural de la Humanidad y muy próxima a la celebración de su quinto centenario, comenta el director. Para Iliana Ferriol, subdirectora de Relaciones Públicas de la Oficina del Conservador de la Ciudad, resulta muy llamativo el trabajo por El Carro de Thespis de la escultura (viviente) a partir de la escultura (real).
Tal fue la experiencia con una serie de estatuillas de cerámicas catalanas, alegóricas al Comercio y la Industria, entre otras actividades, rescatadas de un edificio de la calle de Santa Cruz (acera norte) entre De Clouet y Hourruitiner.
Para Liván Rodríguez resulta en extremo importante haber contado con el aliento y la experiencia de grupos que iniciaron el camino de este tipo de arte callejero en la Isla, los habaneros Giganterías y HK y el De Morón Teatro, de la villa de Morón en la central provincia de Ciego de Ávila.
Valoró también de ese modo las experiencias que han tenido con públicos muy especiales ante los que han presentado su quehacer artístico: el jurado del premio Casa de las Américas o un grupo de turoperadores asistentes a la última Feria Internacional de Turismo Cuba 2013. (Tomado del 5 de septiembre)
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