Rafael Felipe Lay Bravo, aunque nació en La Habana, es digno heredero de la tradición musical cienfueguera. Hijo de los cienfuegueros Rafael Lay Apesteguía —creador del sonido Aragón y segundo director de la orquesta— y de Rosa Bravo, ha sabido llevar adelante la orquesta Aragón por 40 años, llenándola de logros. Este 25 de septiembre, ya cumple sus 65 años, para próximamente celebrar los 85 de su orquesta.
Lay Bravo realizó estudios musicales en la Escuela Nacional de Arte; y años después fue profesor de violín de dicha institución. Con motivo de los 35 años de fundación de la orquesta, Rafaelito ofreció un concierto especial en el Teatro Amadeo Roldán.
Ingresa oficialmente en la Aragón en 1980 y en 1984 reemplaza a Eduardo (Richard) Egües, convirtiéndose así en el cuarto director de la orquesta hasta la fecha. Lay no solo se desempeña como instrumentista, también hace coros, composiciones, arreglos y las mezclas cuando graban. En la última década la orquesta Sinfónica Nacional ha ofrecido dos conciertos con la orquesta Aragón, bajo su dirección, en homenaje a la significación de la Charanga Eterna en la música cubana. Un aspecto a destacar en Lay Bravo, es la grabación de discos compactos con números que fueron famosos en la interpretación de la orquesta Aragón. Muchas de las piezas incluidas no habían sido grabadas comercialmente con anterioridad, por lo que en ellas resalta una sonoridad más contemporánea; estos son los casos de: Quien sabe sabe, Chachacháranga, entre otros. La orquesta ha continuado ampliando su repertorio con notables arreglos, como tango-chá. De su autoría son las piezas: Mi son en clave y Conservar el amor.
Lay Bravo, al definir su música plantea que la interpretación es uno de los elementos fundamentales en la Orquesta y argumenta: “El estilo no se pierde, yo creo que es imposible y de eso me di cuenta cuando empecé a dirigirla. A mí quizás se me ocurría un número de una forma, así internamente yo lo escuchaba, y cuando lo trasladaba a la agrupación y lo ensayaba, ya no sonaba como yo lo concebí, sonaba Aragón […]. El sello de la Orquesta es un resultado de todos, un poquito de todo el mundo; es el sonido Aragón, es un sonido que ha resultado del trabajo de todos, en los detalles a la hora de interpretar la música, porque yo te pudiera decir que el mismo arreglo lo toca otra orquesta y no suena igual, es interpretación[1]. Pienso que el elemento primordial de nosotros radica en la interpretación que se hace”.
Plantea además que los arreglos, “se hacen de manera tal, que ninguna sección afecte a otra. Todos los instrumentos tienen que tener su espacio, sin estropearse, que sea entendible y lo principal es que llegue al público. Hay música que se hace pensando en que es para músicos, y hay otra que se hace pensando en que debe ser asimilable para el público. Tiene que ser una música agradable. La versión a chachachá que se hace, es sencilla, pero a la vez bonita según dice Loyola”[2].
Éxitos como Cero codazos, cero cabezazos, Vida te adoro, Mario, Nick y Humberto, de Lay Apesteguía y Picando de vicio, El bodeguero, El trago y Bombón-chá, de Richard Egües, entre otros, se convirtieron en clásicos de la Orquesta y de toda la música cubana, por su estilo peculiar y porque rompen con el tradicional chachachá de la época al hacerlo más soneado.
Rafael Lay Bravo se refería además al sustrato o espíritu sonero de la Orquesta. En este sentido, Liliana Casanella explica: “Por eso es que le llaman Los Estilistas del Chachachá, porque hicieron con ese género lo que el resto de las orquestas no hizo […]. Cuando los especialistas estudien este tipo de repertorio van a ver las diferencias que se van dando de forma sutil en cada uno de los instrumentos, pero lo que importa al final es el resultado sonoro, es decir el tratamiento del bajo, de la percusión, tiene que ver con el chachachá pero hay un sustrato sonero muy importante”.[3]
Rafael Lay, debe celebrar la vida prolífera que ha tenido, la que heredó y la que aún sigue cultivando para engrandecer el nombre de la orquesta. Cienfuegos le corre por las venas, Abreus, y hasta la Calzada de Dolores. Lay es un auténtico hijo de Cienfuegos.
[1] Liliana Casanella: “Testimonios”, Salsa Cubana, año 4,13:20 La Habana, 2000.
[2] Alegna Jacomino Ruiz y Eduardo Torres-Cuevas: Entrevista realizada a Rafael Lay Bravo, 10 de junio de 2013.
[3]Ibídem
Autora: Alegna Jacomino Ruiz (Doctora en Ciencias Históricas)