Con la presencia de más de 250 títulos y 40 250 ejemplares, inició en la Perla del Sur la Feria del Libro, la cual fue inaugurada en el Parque Martí, sitio donde están localizadas nueve carpas de venta, a las que se suman las de la librería Dionisio San Román y los puntos del Pabellón infantil Tesoro de papel.
En las palabras de apertura del clásico anual de las letras, el poeta y traductor Ariel López Home pronunció sentida exaltación a la lectura, al expresar que los libros son, además de objetos casi vivos de poder y sabiduría, pequeños recipientes de belleza.
“Mis padres, cada noche y cada mañana, por placer y devoción, abrían los libros que habían comprado para mí, llenando mis días con historias increíbles y fabulosos paisajes que, en lugar de hacerme olvidar o confundir la realidad, me hacían comprenderla de una manera particular y nueva, de una manera propia.
“Luego, ya habiendo aprendido a leer lo suficiente, encontré un segundo momento para mi relación amorosa, comenzando a escoger mis temas favoritos para llevarlos a la cama cada noche después de los deberes. Un tiempo después, algo extraño sucedió.
“Fue una tarde soleada de mi quinto grado y recuerdo que mi profesor de Español, mientras insistíamos en hacer travesuras, comenzó -cómo quién sabe que después nada será igual-, a leernos a Margarita DeBayle, de Rubén Darío. Fue entonces que mi amor por la lectura y los libros se consagró para siempre.
“Aquí comencé a definir una idea que aun me parece poderosa: en un mundo donde todos luchan por posesiones y bienes materiales, donde las guerras y conflictos están fundamentados en cómo quitarse estos bienes unos a otros, el conocimiento, la sabiduría y las experiencias otorgados por los libros son bienes que nada ni nadie podrán arrancar de nuestras vidas una vez que en ella entren.
“Nada podrá quitarme la vivencia de cada historia vivida, ni el sentimiento de haber escrito alguna”, sostuvo López Home en su emotiva introducción.
(Tomado de 5 de Septiembre)
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