Por: Redacción digital.
22 de abril de 2011.
Este fin de semana se expondrá en la ciudad de Cienfuegos, como parte de la jornada de la cultura cienfueguera la intervención pública “Esculturas efímeras habitables”, de la artista de la plástica chilena-española Mariella Sola, en colaboración con los artistas cienfuegueros Miguel Ángel Albuerne y Osmany Caro.
Desde el viernes y hasta el domingo los cienfuegueros podrán participar en las acciones en diferentes espacios de la ciudad: el viernes en el área del malecón, el sábado en San Fernando y Prado y en la jornada dominical en los portales de la Sala Teatro A cuestas, en el Boulevard.
El proyecto “Esculturas Efímeras Habitables” (EEH) tiene como antecedente el proyecto de intervenciones urbanas “Correspondencia” desarrollado desde 2004, en la Décima Bienal de Arte Contemporáneo de La Habana en 2009.
La construcción del proyecto “Esculturas efímeras habitables” en el marco de los Ensayos Públicos en torno a la propia percepción de LASA (El Laboratorio Artístico de San Agustín, La Habana) permitió diferentes niveles de lectura que, como capas conceptuales, fueron guiando su realización.
Tres arquitecturas efímeras que reposicionan los lugares de la escultura y del cuerpo humano, que sorprenden con su irrupción movediza en el espacio público. En una primera instancia con un fuerte componente poético, onírico y hasta cósmico, para luego adquirir todo su sentido social una vez habitadas.
La primera escultura esférica busca aislar al individuo llevándolo a un viaje imaginario, como manifestó uno de los participantes; “un viaje a un mundo paralelo que todos llevamos dentro pero que no podemos ver”. Al interior de ella se invita a una experiencia doble, una suerte de regeneración de la respiración guiando a la persona hacia una respiración lenta y profunda con todo su cuerpo, en paralelo a la audición de unos sonidos mínimos vibratorios realizados y grabados por la artista.
La segunda esfera es transparente y en su interior se encuentran cinco esculturas de dimensiones variables, realizadas a mano, con espejos y láminas de aluminio. Cuando esta esfera está habitada hace pensar a esa suerte de huevo alquímico de la pareja primigenia del panel central del tríptico “El Jardín de las delicias” del Bosco, y tal vez, no es casual, ya que esta esfera alude a un viaje imaginario en torno a la primera construcción del yo, que es justamente especular e imaginaria. Al contemplar las esculturas se verá el propio rostro multiplicado y fragmentado al infinito como en una suerte de calidoscopio.
La tercera esfera es la estructura desnuda, abierta y permeable; es la esfera del diálogo y de la comunicación entre la artista y el público, resignificando y desplazando en términos estéticos y éticos los lugares convencionales del artista y el espectador. En ella Mariella se pone en juego al interior de la esfera que ha creado y se torna hacia al otro para responder a las interrogantes e inquietudes que puedan surgir en torno al proyecto, y en intercambio pide que las personas hablen de su experiencia en él o de lo que quieran dejar testimonio, abriéndose campos múltiples de comunicación. Estos diálogos son grabados por la artista, para en un segundo tiempo devolverlos como un nuevo tejido urbano bajo la forma de proyecciones sobre algunos muros urbanos. En otra instancia, y conformando una obra dentro de la obra, se realizará una edición sonora de estos diálogos entre la artista y los participantes.
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