Los recuerdos, orales y escritos, han pasado de una generación a otra como una herencia invaluable. Se dice que José Martí tenía una voz aguda; que hablaba con fuerza, pero suavemente y que en cualquier lugar donde estuviera, las personas se arremolinaban en torno a él atraídas por el magnetismo de su verbo encendido. Martí desbordó los confines de esta Isla para alojarse en la memoria del mundo.
Justo en la mitad del planeta, en Ecuador, se levanta un monumento al Héroe Nacional cubano. “Patria es Humanidad”, puede leerse en la base del busto ubicado en Shangai, China; y en Turquía, su imagen aparece junto a la de Atartük, figura emblemática de la historia nacional de ese país.
“El ser humano necesita una imagen tridimensional para perpetuar esas figuras importantes de nuestra cultura y del mundo.” La frase viene de la percepción que, sobre este campo, tiene el director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos (OCCC), el arquitecto Irán Millán Cuétara, y describe un fenómeno tan antiguo como el hombre.
Millán Cuétara ha dedicado los últimos años al estudio de los monumentos y las expresiones escultóricas en homenaje a quien la historia reconoce como el “más universal de los cubanos”. La investigación partió de un inventario existente en el Centro Provincial de Patrimonio sobre los monumentos conmemorativos vinculados a José Martí en Cienfuegos, y se ha extendido a gran parte de la geografía nacional.
“Comenzamos desde Pinar del Río hasta el oriente cubano. Hemos visitado algunas de las ciudades principales de los territorios, pero esto no quiere decir que esté agotado el tema, sino que hasta aquí, tenemos evidencia de las expresiones más trascendentales o de mayor impacto encontradas en los diferentes territorios”.
La investigación ha revelado hasta hoy, la existencia de 167 monumentos dedicados al Apóstol en territorio cubano. Otros hallazgos significativos sacan a luz la escultura del niño Martí en el Instituto de Historia de Cuba, única de su tipo; así como la similitud entre la pieza escultórica ubicada en el Gran templo Masónico de La Habana y aquella que se encuentra en el cementerio Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba.
“Todo esto nos ha permitido un elemento muy importante: clasificar, primero, las obras según la etapa en las que se han desarrollado; segundo: los escultores y arquitectos que se han identificado por cada etapa y cómo vemos expresiones en diferentes ciudades hechas por el mismo autor”, explica el Conservador de la ciudad de Cienfuegos.
De acuerdo con esta línea investigativa, consta que la escultura ubicada en el Parque José Martí, de Cienfuegos, fue erigida en 1906 y resultó la segunda dedicada en Cuba al Apóstol, posterior a la del Parque Central en La Habana. Constata además el estudio, que por sus semejanzas, el conjunto emplazado en el municipio villaclareño de Caibarién y el de Cienfuegos, fueron ambos esculpidos por maestros italianos, seguidores de un mismo estilo.
“Esta investigación está en pleno desarrollo. Porque cada día nos damos cuenta que aparecen más exponentes conmemorativos vinculados a José Martí”, confirma Millán Cuétara, al tiempo que muestra los resultados más allá de las fronteras cubanas.
El pensamiento y la obra de José Martí tuvieron gran impacto en las naciones del continente americano. Es natural encontrar su imagen por toda Suramérica, en América Central, entre los pueblos del Caribe y en Estados Unidos. A este último país lo llevaron sus esfuerzos por unir a los cubanos allí residentes y recabar de ellos el apoyo necesario para llevar adelante la gesta libertadora.
Sin embargo, este inventario de los monumentos y bustos de Martí contabiliza hasta hoy, unas 43 piezas en países como Francia, España, Italia, Alemania. Otros tan lejanos como Austria, Bélgica, Hungría, Rumanía y Bulgaria, dentro del continente europeo, y naciones asiáticas como Chipre, India, Filipinas y Corea del Norte, entre otras.
“Nos hemos dado cuenta cómo la cultura cubana y la de varios países han tomado a Martí como suyo y lo expresan a través de sus propias visiones culturales. Cuando usted ve el busto de Martí que encontramos en China, se da cuenta que hay una influencia de esa cultura en la obra y en su entorno. Cuando buscamos el monumento, cuando encontramos la escultura, estamos también indagando y conociendo la presencia y el impacto de Martí en esos países”.
El arquitecto Irán Millán Cuétara reconoce que su vocación martiana proviene de la herencia que recibió de su padre. Una foto, tomada cuando tenía tres años de edad al lado de un número de la revista Bohemia con la imagen de Martí en la portada, sirve de introducción al estudio que quizás, más adelante, pueda convertirse en libro.
“Esta imagen encierra un simbolismo de lo que, posteriormente, ese niño de tres años, y ya miembro del Club Martiano de la Oficina del Conservador, ha tratado de proyectar. Pero es que tengo una nieta a quien estimulamos para que lea a Martí. Eso es también lo que nos interesa con este trabajo, estimular, motivar el estudio de la obra martiana. Quien no beba de la fuente que es José Martí, desconoce la esencia de nuestra nación y de nuestra cultura y de la proyección de la Revolución cubana”, explica el arquitecto Irán Millán.
Como viento anunciando la lluvia, José Martí esperanzó corazones; tocó con su pluma y con su voz, la vida de aquellos que lo conocieron y la de muchos otros, quienes todavía hoy lo buscamos en la vigencia de su ideario y en el mármol vivo de los monumentos.
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