Por: Francisco G. Navarro
25 de febrero de 2012
El narrador holguinero Emerio Medina, protagonista de un singular boom personal en la literatura cubana del último lustro, estuvo entre los escritores que animaron con su presencia el segmento inicial del capítulo Cienfuegos de la Feria del Libro de Cuba en su edición 21.
Su cuaderno de cuentos Rendez-vous nocturno para espacios abiertos, reeditado por la colección La puerta de papel, fue presentado aquí por su colega cienfueguero Alejandro Cernuda, mientras Marcial Gala, reciente acreedor del Premio Alejo Carpentier de Novela, dijo las palabras de homenaje a Medina.
Caso antologable en la historia literaria nacional puede catalogarse el ejemplo de este hombre nacido en Mayarí en 1966 y cuya eclosión en el mundo de las letras lo llevó a escribir de un tirón una decena de libros entre 2005 y 2008, los cuales le proporcionaron cinco premios a partir de entonces, entre ellos el Casa de las Américas 2011, con su cuaderno de cuentos La bota sobre el toro muerto.
Discursante en un panel sobre narrativa cubana contemporánea que tuvo lugar en el programa profesional de la Feria, Medina enfatizó que la formación de un narrador conlleva años de aprendizaje, de exploración en las formas de hacer y cada quien acude a los maestros del género, en su caso el mexicano Juan Rulfo.
Acerca de lo que pudiera considerarse una especie de fatalidad geográfica por el entorno en que le toca desarrollar su escritura, la contradijo con los ejemplos de Mark Twain, quien realizó su obra en las márgenes del Mississippi; el de Horacio Quiroga en las selvas de Corrientes; o León Tolstoi en una aldea
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