Entre plazas, parques, calles y teatros agramontinos deambularán los artistas y el público de las tablas cubanas para participar del 16 Festival Nacional de Teatro de Camagüey, a efectuarse del 1ro. al 9 de octubre en la antigua Villa de Puerto Príncipe.
Aunque dedicado a los jóvenes, en tanto celebra los aniversarios 30 y 40 de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Universidad de las Artes (ISA), respectivamente, esta edición del festival apuesta por la experiencia, y por la importancia de la enseñanza artística.
Por eso será oportuno para reconocer la meritoria labor de figuras representativas del teatro nacional como los directores Carlos Celdrán, de Argos Teatro; y Carlos Díaz, de El Público, ambos distinguidos con el Premio Nacional de esta manifestación artística.
De este último, precisamente, se presentará Perla Marina, escrita por el dramaturgo Abilio Estévez, y con la cual se graduaron más de 20 estudiantes de la Escuela Nacional de Teatro. Ello demuestra la estrecha relación que se establece, al interior de las tablas, entre los jóvenes y sus maestros, que no son solo quienes imparten clases.
Igualmente tendrá cabida el tradicional espacio Café-Show dispuesto a revitalizarse con la pieza Me incluyo, de la compañía El Mejunje. Continuará siendo célebre la calle República, donde la Avellaneda realizaba aquellas tertulias interminables. Por sus contornos el conocido actor Renecito de la Cruz convidará a los espectadores.
En total se exhibirán 31 espectáculos, de compañías representantes de 12 provincias. «No estarán todos los que quisiéramos», expresó en conferencia de prensa la especialista Emeris Sarduy. «Se aprecia una contracción en cuanto a los participantes porque tratamos de no afectar a la población en materia de energía, teniendo en cuenta los problemas que enfrenta el país».
No obstante, Noel Bonilla, especialista del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, destacó la asistencia de la mayoría de las provincias y mencionó que no recordaba, en otras ediciones, esa gran representatividad. Sarduy reconoció, además, que el hecho de estar es, en sí mismo, un premio para las compañías, aun cuando hay jerarquías reales, que se corresponden con las gramáticas y modos de expresión.
Por otra parte, los criterios de selección se manejaron sobre la base de la excelencia, si bien fue determinante la vinculación de los artistas con el ISA y la AHS, instituciones de notable trayectoria.
Asimismo, Bonilla resaltó la intención de los organizadores de convertir la cita en una fiesta de pensamiento. Para hacerlo, cuentan con un público conocedor y comprometido, lo que redunda en la sedimentación cultural del territorio, precisó.
Con un cuerpo teórico invaluable al decir de sus voceros, que impartirá de manera colateral conferencias y talleres a través del Taller Training actoral y otras propuestas, el evento también persigue como objetivo visibilizar las directrices de la escena cubana; proponer una especie de bojeo o curaduría del teatro que hacen, pueden o quieren hacer los teatrólogos. En ese sentido, apunta Bonilla como una suerte de axioma o revelación, el teatro va por donde va la vida. Quizá por ello, además, sale a las calles, y mueve montañas, a fin de tocar con las manos a la gente…
Este encuentro con las máscaras, cuyo programa se muestra bastante intenso, mantiene su premisa de «coexistencia de las diferentes estéticas y poéticas» así como de espacios para el disfrute y el aprendizaje; pero, en especial, celebra la fuerza del teatro (Guiñol y La Edad de Oro) para niños y para la familia, dentro del panorama cultural de la Isla.
(Tomado de Granma)
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