El pueblo te sabe con él. Por eso no pudo esperar para rendirte homenaje. Esperará por rendir tributo junto a tus cenizas, cuando la epidemia de la COVID-19 sea controlada, para en el Capitolio de La Habana, tributarte el merecido homenaje que será en la emblemática instalación.
Claro que cuando ese día llegue tu pueblo estará otra vez a tu lado, pero desde ayer, sucedió lo que tenía que suceder. Que todos acudieran a acompañarte con el mismo amor con el que siempre lo hiciste tú. Las rosas no podían aguardar por tanto tiempo, tampoco los niños y las niñas, los jóvenes, los hombres y mujeres de todas las edades, credos, formas de pensar, profesiones.
Desde Pinar del Río hasta Maisí, nacieron libros de condolencias para que nuestra gente expresara sus sentimientos hacia ti, no para elevarte sino para agradecerte todo lo que hiciste no solo por La Habana sino por Cuba, su historia, su patrimonio, su cubanía y su Cultura.
Nadie faltó a rendirte este primer homenaje. Tú eres el pueblo de Cuba, a él te consagraste sin que te lo propusieras. Y si existiera hoy el Premio del Pueblo Cubano, con seguridad tú estarías entre los cubanos ilustres, patriotas, que lo merecerías.
Quizás algún día, entre los adoquines y las columnas que tanto recorriste en el centro de la ciudad, tu eterna enamorada Habana Vieja, allí donde fundaste una vida nueva, junto con los colegios, los hoteles, las escuelas en los museos, los museos y las plazas, las fuentes y el olor indescriptible del mar, de tu mar, florezca tu escultura, con tu ropa gris que te acompañó día a día bajo el sol y la lluvia de tu Habana querida, Habana maravilla, Habana de miel y ron, de tabaco, Habana de sangre y coraje, Habana leal.
(Tomado de Granma)
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