El ornitorrinco y las 50 palabras

El ornitorrinco y las 50 palabras
Por: Julio Martínez Molina
16 de noviembre del 2010

Juan Villoro, escritor y periodista mexicano (mantiene columnas en diversos rotativos relevantes del mundo castellano, a la manera de El Periódico de Cataluña y la Revista Libros de El Mercurio, Santiago de Chile) reflexionó con agudeza en su libro Safari occidental: “Si Alfonso Reyes juzgó que el ensayo era el centauro de los géneros, la crónica reclama un símbolo más complejo: el ornitorrinco de la prosa”.

La doctora Miriam Rodríguez Betancourt; el Premio Nacional de Periodismo José Martí, profesor Luis Sexto; así como el resto de los ponentes en el V Encuentro Nacional de la Crónica Miguel Ángel de la Torre, lo refrendaron al comprender que el género pasa por instancias donde a la cruza de discursos/enfiles/enfoques, inexorablemente se le yuxtapone una mirada cuyo campo visual parte de la sensibilidad, el conocimiento y la cultura.

Las crónicas no pueden realizarse bajo urgencias editoriales a dedo alzado sobre el postor a mano, ni sin poseer su hacedor semejantes atributos: lección sabida, mas no por ello dejada de subrayar por los decanos del oficio en el evento anual convocado por la UPEC en Cienfuegos.

No podría haber construido Martí su precioso edificio periodístico cronical de viajes sin esa trinidad inexcusable consignada dos párrafos arriba. Bien lo sabría la maestra Miriam; ni Suárez y Romero o Bachiller y Morales, lo significaría Sexto. Este dijo algo básico para una época donde, por mucho, se está diluyendo de forma harto peligrosa la idea de que, al margen de expansiones de tecnologías, soportes o redes equis, sin una construcción léxico-gramatical -cuando menos correcta- no resulta posible emprender no ya el arte del periodismo, ni su conspicua parcela genérica analizada durante el evento: ni siquiera sería dable pensar, articular pensamientos, generar tesis.

Luis lo dijo diáfano y con la presciencia del talento acumulado a través de las décadas: “Si rehuímos de un texto porque encierre términos que no comprendemos, en vez de agradecer su posibilidad de regalarnos nuevos significados, yendo en cambio siempre hacia lo sencillo, llegaremos a un punto donde todo estaría regido bajo el signo de las 30 palabras. No pasaremos de ahí, y entonces no habrá ni literatura, ni periodismo, ni crónica ni nada”.

La esperanza radica en que, aunque a nivel mundial cada día leen menos, quienes nos reemplazarán en nuestra tarea sí están devorando páginas, bastante y bien, porque de otro modo les saldría difícil elaborar los buenos exponentes de crónica presentados por los estudiantes de Periodismo en el concurso, algo que destacó el Jurado.

El certamen remarcó el celo de la delegación provincial de la UPEC para preservar tanto la permanencia como la calidad del género en los medios de prensa del país, y mantener viva la luz martiana (a quien los participantes rindieran homenaje en Caimito de la Hanábana), del cienfueguero Miguel Ángel de la Torre -honrado a los 80 años de su deceso en el cementerio de Reina-, y de muchos otros cubanos cuyas líneas nobles les permitieran comprender al lector que crónica es un arte mayor nacido de la inteligencia y el corazón. Un ornitorrinco también necesitado de más de 30, 40 o 50 palabras.

PREMIOS DEL V ENCUENTRO NACIONAL DE LA CRÓNICA:

Prensa Escrita: Jesús Arencibia , Esteban, Alma Máter.

Televisión: Ismary Barcia, Grafittis a orillas del mar, PerlaVisión.

Radio: Lianet Santana, Sostenido por la fe, Radio Ciudad del Mar.

Periodismo Digital: Reynaldo Cedeño, Almeida es un canto, weblog La Isla y la Espina.

Estudiantes de Periodismo: Carlos Manuel Álvarez (III año Universidad de La Habana), Todos los caminos conducen al Vedado.

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