El Jobero, tomado por el arte

El Jobero, tomado por el arte
Por: Liudmila Morales Alfonso
29 de octubre del 2010

 

Al principio, los pobladores observaron con recelo la tropa de “intrusos” y sus raros artefactos: piernas larguísimas, trajes coloridos y grandes cajas llenas de sorpresas. Con un lenguaje entonces desconocido, hablaban de trabajo por hacer y cambios para bien. Los locales sólo esperaban: quizás se irían a otra parte estos extraños.

 
Hoy, todavía desandan los mismos parajes. Las cajas se han abierto, los misterios han sido develados; un aire de cambio rejuvenece el ambiente. Los recelosos han vestido también trajes coloridos y alargado sus piernas al caminar sobre zancos. Ahora, todos en el lugar comprenden que, para alegría suya, “Jobero Verde”, proyecto cultural de la vanguardia artística cubana, dirigido por José Oriol González, llegó para quedarse.

TRABAJO ACOMETIDO

El Jobero, ubicado en las faldas del Macizo de Guamuhaya, en Cienfuegos, constituye un lugar privilegiado para vivir, no por contar con extraordinarios recursos naturales, sino por el sorprendente aprovechamiento de los que poseen; no por la riqueza de sus habitantes, sino por el caudal humano que desbordan. Sembrar una planta, aprender a bordar o conversar de teatro bajo los árboles, devienen placeres habituales para quienes han albergado con ellos la cultura, sin reducirla exclusivamente al arte, y ya no desean dejarla escapar.

2.- En El Jobero, el arte se encuentra a cada paso / Foto: CedeñoComo Alicia al atravesar el espejo y descubrir un nuevo universo, como Wendy al llegar a la tierra de Nunca Jamás, como Cándido al desembarcar en el país de El Dorado, así se siente el visitante. A cada paso surgen ante los ojos alucinados, nuevas maravillas, y se alegran los sentidos con la certeza de haber hallado una obra meritoria, construida por las propias manos del hombre.

Un anfiteatro natural, locales para ensayos y un museo-biblioteca, entre otras construcciones insertadas en el seno de la campiña, hablan del esfuerzo de muchos por mejorar su entorno. Tanto mejor si quienes trabajaron para ello son los propios artistas beneficiados.

La escuela primaria “Ricardo Rodríguez” posee la estructura típica de un centro escolar rural, pero su aspecto la distingue: las paredes están decoradas por artistas de la plástica, como Zaida del Río, en unión de trabajadores y alumnos.

La maestra Marisol Pérez Taboada, refiere: “Algunos integrantes del proyecto vinieron aquí y le pidieron a los niños que dibujaran cómo querían que fuera su escuela. Luego, volvieron un día con los pintores y entre todos llenamos las paredes. Pintamos con pinceles, brochas y hasta con las manos. Los estudiantes estaban entusiasmadísimos y todo quedó muy bien”.

“Jobero Verde” trasciende las fronteras de Cuba. Teresa Renner y Nadine Boos, estudiantes alemanas de Ciencias Políticas y Pedagogía Teatral, respectivamente, se establecieron hace poco en la localidad para formar parte de esta propuesta de comunidad sustentable. Para ellas, venir hasta aquí vale la pena, si se trata de vivir “lo más adelantado en materia de quehacer cultural”.

De forma similar piensa Yaíma Chávez González, actriz del  grupo Teatro de los Elementos, bajo la dirección de José Oriol González, cuyos integrantes conviven diariamente con los vecinos de El Jobero.

“Este proyecto es una experiencia única para un actor -señala Taíma-. Hacer teatro y a la vez compartir con quienes luego se convertirán en tu público, o en tus estudiantes; participar en un buen o espectáculo o guataquear un sembrado, interactuar con la naturaleza, creo que todo eso ayuda a crecer como profesional y como persona”.

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