Por: Luis Esteban Ramírez.
27 de febrero del 2011.
Invitado a la XX edición de la Feria Internacional del libro en la provincia de Cienfuegos, el escritor, traductor y editor Jesús David Curbelo, accedió gentilmente a concedernos una entrevista.
Con 16 poemarios que han sido publicados, a los que se unen cuatro novelas, tres volúmenes de cuentos, seis traducciones aparecidas en forma de libro y otras doce para antologías y publicaciones periódicas, este incansable escritor que aparece recogido en catorce antologías, se dedica, además de su labor como editor en Ediciones UNIÓN a la docencia, ha recibido 17 premios nacionales y extranjeros.
Ante lo prolifero de su actividad como creador al margen de sus múltiples otras ocupaciones, le interrogamos sobre cómo es capaz de emprender tantos y variados proyectos:
El tiempo para escribir siempre se hace. El problema está en que todas esas cuestiones referidas a la docencia y otras actividades las voy combinando. La poesía la escribo digamos que a saltos de mata, uno hoy, otro más tarde. Pero trabajo por planes que voy concretando poco a poco, sin apuros. Y cuando estoy inmerso en un proyecto de novela, que es lo más exigente en cuanto a constancia, lo que suelo hacer es que detengo otros compromisos o trato de dosificarlo para que me quede el tiempo suficiente para escribir; ten en cuenta que si diariamente escribes dos o tres cuartillas más o menos decente, al mes has escrito 100 páginas. Claro que hay momentos en que sucede, y me alegro cuando es así, que viene de pronto la inspiración y avanzas un poco más.
La dualidad editor-escritor, ¿constituye un freno o un estímulo para la creación?
El trabajo de edición lleva tiempo, porque requiere cuidado, observación, pero por lo general no me obstruye; es el trabajo por el que me pagan y ese si no lo puedo eludir, pero si lo acomodo, y no me molesta. Pienso que se complementan el uno y el otro.
¿En que género te siente más cómodo? ¿Cuál es tu preferido?
Lo que más me gusta es traducir poesía, un género que la gente entiende que no es tan autóctono, que lo consideran parásito de otros. De los tradicionales el que más disfruto es la novela, aunque es trabajoso. Sin embargo, para mí el más difícil es el cuento, porque necesita mucha síntesis, un lenguaje muy concentrado; la novela te permite relajarte, tomar tu aire, hacer digresiones, jugar… y el cuento no se presta tanto para eso.
Dentro de tu obra, me refiero a la publicada, no hay mucho ensayo, ¿a qué se debe esto?
El ensayo, para mí, es un género de madurez; uno puede escribir poesía con entusiasmo juvenil, y el cuento igual y hasta novelas; pero el ensayo requiere pensar, leer, volver a pensar, indagar. Tengo varios escritos y algunos han aparecido en forma de prólogos en traducciones. Ahora fue que me decidí a publicar un libro sobre Miguel Hernández que está en imprente, aunque siempre me cuesta trabajo decidirme a publicar algo porque siempre pienso que le falta “algo”. El ensayo, dicen los norteamericanos y los ingleses es algo que siempre está en proceso, pues las novelas tu de algún modo las terminas, la dejas, y los lectores reencargan de armarla leyéndola. Es lo que me sucede a mí, no hablo por todos los ensayistas.
Lo erótico ha estado presente en una buena parte de tu obra, sobre todo en la narrativa. ¿A que se debe esto?
Porque lo erótico lo considero una fuente de conflictos importante. La narrativa es elucidación de conflictos de alguna manera. Y a la par que da placer, porque lo lúdico es importante para mí en la literatura, sobre todo en la narrativa; también es fuente de conflicto, pues el sexo no solo proporciona placer sino también angustia, y junto al sexo está también el adulterio, los celos, la lealtad, la tradición, cosas que son fuentes de grandes conflictos. Muchos de los crímenes de la humanidad y las bajas pasiones están vinculados con el sexo y eso me interesa; esa parte tan poco luminosa del ser humano me permite trabajar, pues hacer literatura de la felicidad me resultaría muy difícil.
¿Podrías definir muy concretamente cómo consideras la diferencia entre lo erótico y lo pornográfico?
Es un terreno un poco resbaloso. Hay quien plantea que lo erótico es lo que tiene elaboración artística y lo pornográfico no la tiene. Otros dicen que lo erótico genera complicidad y lo pornográfico rechazo. Yo creo que en el fondo tiene mucho que ver con la tolerancia, con la amplitud mental del receptor. Lo que hoy puede considerarse erótico mañana puede considerarse pornográfico y viceversa. Lo que hoy creemos que no es arte porque no lo entendemos bien, dentro de cien años puede ser visto como arte porque otra gente lo leyó de otra manera.
¿Algún proyecto en estos momentos?
Estoy trabajando en un libro de cuentos que se titulará Suite número uno, simulacro de una especie de piezas organizadas sobre la música, las variaciones que tiene una Suite, el tiempo, la velocidad del relato, cosas que tiene que ver con la simulación, algunos ya estaban en mis libros pero que aquí trabajo de otra manera, relacionada con la psicología del personaje, esos meandros del alma humana. Es un libro que va lento, pues he escrito un cuento y medio de siete, relatos bastante largos. Es un libro que he tomado con mucha calma. Y hay un libro de poesía que estoy trabajando igual.
Jesús, te haré una pregunta manida pero ineludible, ¿escritores que te gustan, que te puedan haber influido?
Muchos, muchos, muchos: Proust, Joyce, Ítalo Calvino, Fundora, Boudeliere, Borges; mis preferencias son más bien europeas, aunque respeto mucho la literaturas latinoamericano y norteamericana, que suele gustar mucho en Cuba, pero mis preferencias literarias son más bien europeas.
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