El Chan Chan: una canción indispensable

Un son cubano se hizo famoso en el mundo por los años 90 y hasta hoy sigue encantando al público. Su autor juró que un día lo soñó y despertó escuchando sus cuatro notas musicales, las mismas que fueron protagonistas recientes del programa televisivo Nuestra Canción.

“El Chan Chan tiene una historia jocosa y picaresca. Compay Segundo contaba que en Siboney, donde vivió su infancia, había dos enamorados. La muchacha se llamaba Juanica y al joven le decían Chan Chan. Ellos querían casarse pero no tenían dinero para construir la casa, entonces se iban a la playa del pueblo a recoger arena con el propósito de hacer una especie de bloques con los cuales levantar las paredes. Ella se introducía ligera de ropa en el agua, y esta se le pegaba al cuerpo, al salir se ponía a cernir la arena con un movimiento acompasado que resaltaba su figura esbelta, dotada de un cuerpo escultural. Y a Chan Chan le avergonzaba cómo se movía Juanica”, expresó Lino Betancourt, reconocido musicógrafo cubano.

“Tiempo después fue esta la historia que inspiró a Compay Segundo a componer, quizás, el son más famoso. En él hace gala de su costumbre de mencionar pueblos y comarcas, entre ellos Cueto, Alto Cedro, Marcané, Mayarí; por los cuales transitaba en su juventud. Fue una de las primeras composiciones que dio a conocer su autor, y en el arreglo sencillo que él mismo le hiciera radica su grandeza. Todos quedaban admirados con la forma en que Francisco Repilado, verdadero nombre de Compay Segundo, interpretaba el Chan Chan. Pronto se convirtió en una pieza imprescindible en los conciertos que protagonizaba por el mundo”, culminó el Lino.

“El Chan Chan se escuchó hasta en el Vaticano, cuando fuimos invitados por el papa Juan Pablo Segundo —aseguró Salvador Repilado, director de la agrupación Compay Segundo—. Tocamos en una sala pequeña debajo del despacho papal, en la cual tienen lugar conciertos muy exclusivos. Después de la presentación, el sumo pontífice agradeció nuestra presencia en la santa sede y dijo: ‘Me alegro mucho de que un cubano haya venido a saludarmeʼ. A lo que Compay respondió: ‘No podía ser de otra manera, es usted el corazón de la humanidadʼ. Estas fueron las palabras exactas pronunciadas aquella tarde”.

“Creo que esta es una pieza cubana indispensable, en la cual Compay se inspiró y trabajó durante meses, especialmente en los acordes. Quería que fuera una canción sencilla y que le recordara su niñez”, culminó.

Quizás son estos los elementos que la convierten en una obra distinguida y universal. El Chan Chan es y será uno de los mejores sones cubanos, e inmortalizó a quien le dio vida. Compay Segundo vivirá por siempre en esas cuatro notas musicales, en cuya sencillez radica la grandeza y popularidad.

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