Día del Instructor de Arte: con el Escudo y la Espada

Reconocer el trabajo del instructor de arte, ya sea de aquellos que laboran en nuestras escuelas o de los que lo hacen desde cada Casa de Cultura, es el propósito de la jornada de homenaje a este «ejército de soldados del arte», que el próximo jueves 18, celebrarán su día, en honor a Olga Alonso, y a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, quien hace 60 años atrás tuvo la idea de crear la Escuela Nacional de Instructores de Arte (ENIA), la cual se nutrió de jóvenes de todo el país.

A Fidel también se debe el surgimiento hace 17 años de la Brigada de Instructores de Arte José Martí (BJM), movimiento cultural comprometido con la Revolución cubana y con la profesión de enseñar al pueblo, integrada por egresados de estas instituciones surgidas al calor de la Batalla de Ideas.

«Formadores de patriotas, de revolucionarios y de excelencias en el arte», como expresó de ellos el propio Fidel, desde el mismo inicio de esta memorable página cultural de nuestra historia, que ha librado– y todavía libra la Revolución cubana–, los instructores de arte cumplen diariamente con la noble tarea de contribuir en la formación cultural de cubanas y cubanos, tarea que multiplican en cada barrio, comunidad, centro estudiantil y Casa de Cultura, incluso, en escenarios como las montañas y cientos de centros de trabajo en los que siembran la semilla del Movimiento de Artistas Aficionados.

Cuando se habla de la figura del promotor cultural o agente comunitario, ahí está la figura del instructor de arte, en cualesquiera de sus manifestaciones y sobre todo, en la labor de preservar y mantener nuestro patrimonio cultural, nuestra raíz.

El reconocimiento que desde el Ministerio de Cultura y el Consejo Nacional de Casas de Cultura llega desde el pasado domingo a los instructores de arte cubanos, es un ejemplo más de que la política cultural trazada por la Revolución desde su inicio en 1959 hasta nuestros días es una sola.

Ellos, los cientos de instructores de arte que hoy siguen escribiendo nuevas páginas heroicas en nuestra cultura, lo hacen, como lo hicieron los primeros que formó la Revolución, con la cultura como escudo y espada permanente.
(Tomado de Granma)

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