Cachán: un apasionado de la cultura e historia de Cienfuegos

Emilio  Cachán  Boza reinventó su vida cuando el papel de la jubilación le amenazó con un inmovilismo casi total. El dolor se hacía insostenible, pero la mente luchaba para no dejarle aterrizar en home, como si fuera un duelo entre un buen pitcher y el mejor jonronero de la temporada.

De gerente por muchísimo tiempo a fotorreportero deportivo. De ser popular en el gremio industrial a ser popular en los medios de prensa. De aficionado al béisbol a copiloto de los Elefantes por provincias de Cuba.

Cachán comenzó a sonar en las redacciones de Cienfuegos sin que nos diera tiempo para marcar en el calendario el día del inicio oficial. Llegó y su nombre se hizo cotidiano, tan natural y reiterativo.

“Me enfermé y mi vida giró 180 grados. En ese momento de paralización laboral retomo aquella pasión por los audiovisuales que debí guardar debajo del colchón por otros motivos, y empecé a dedicarme al deporte. Eso fue desde la serie 46. Viajaba con ellos y llevaba la promoción de los Elefantes; también hice trabajos para la emisora y el periódico. Aprendí sobre las corresponsalías y colaboré gratuitamente como fotorreportero para los canales de televisión. No podía trabajar porque estaba jubilado, pero tampoco me quedé en casa esperando que el dolor se hiciera dueño de mí (…) Luego de cinco operaciones me rehabilité de nuevo y pude reincorporarme a la actividad laboral; ya en ese entonces había picado fuerte el bichito de la creación artística”, dice mientras se acomoda en un banco de madera que le falta una tablilla.

Su cuerpo es delgado. Tres líneas bien definidas tatúan la amplia frente y las acentúa cuando trata de explicar procesos importantes de la vida. “No llegas a ser fotógrafo, ni editor ni camarógrafo hasta que no se te olvidan las preocupaciones del inicio; a nosotros todavía no se nos olvida. Hemos tenido que estudiar y hacer mucho con pocos recursos. Eres el director de un documental, sin embargo, te involucras en la producción, en la grabación de sonido, programas de edición… Eso sí, tener un buen equipo garantiza la calidad del producto”, afirma al hablar de la productora Capeld, de la cual es fundador y motor impulsor de las nuevas corrientes que asume el grupo creativo.

Capeld ha realizado desde series de buena factura como Entre mar y tierra, una historia, hasta dramatizados y videos musicales, siendo la línea histórica la de mayor cultivo entre sus realizaciones más recientes y de mejor impacto.

“Por el bicentenario de la ciudad se convocan a realizadores audiovisuales para presentar proyectos y el grupo nuestro ve una oportunidad para recrear guiones que ya teníamos pensados y se nos aprueban cinco documentales. Cienfuegos está lleno de personalidades que no se conocen lo suficiente como Rita Suárez del Villar (La Cubanita), el brigadier José González Guerra, el intelectual Florentino Morales, los once días que estuvo Tania la Guerrillera acá…. Siempre tratamos de generar contenidos dinámicos para atraer a los jóvenes, que puedan descargarse en los celulares y que no aburran, o sea, un guion que no ‘meta muela’.

“Hoy hacemos otros trabajos colaterales que nadie los solicita, pero nosotros nos sentimos con la responsabilidad de hacer por lo que representa para esta ciudad; se trata de un documental sobre la vida del Dr. Alfredo Espinosa y otro sobre el general Candela (…) Torres Cuevas es quien nos ha guiado hacia ese camino histórico, el cual lleva un trabajo de investigación fuerte. Generalmente para ellos buscamos a guionistas consagrados como Omar George, Doris Era…, lo difícil es luego llevarlos a la imagen; son muchas horas de filmación en archivos, bibliotecas, museos… Usamos todas las técnicas de la televisión, ya hemos adquirido buenos dispositivos de video y eso facilita el trabajo. Igual con tres cámaras hemos filmado lo que usualmente hacen nueve, y sale por el empeño y la pasión de los integrantes de Capeld”, agrega.

Emilio Cachán Boza se colgaba una cámara Canon Rebel 450d lente 70-300 y salía por la ciudad a cazar vistas indomables, esas que solo pasan en determinada hora del día o en determinada época del año. Hoy siente nostalgia del celuloide, mas reconoce las cualidades de las cámaras digitales.

En el programa televisivo Por la Goma hechó pie en tierra, estuvo en todo momento e impulso varias carreras decisivas durante su temporada. El béisbol le apasiona y por los Elefantes hace cuánto le piden en el plano profesional. Todos le conocen.

“No me considero un historiador detrás de la cámara. Nos convertimos en amantes de la historia de nuestra ciudad, queremos  contarla sin omisiones absurdas (…) Mi día empieza a las tres de la mañana; soy una persona que programa su jornada de trabajo. Vivo con diverticulitis. El dolor no puede doblegarnos, soy una persona que no se amilana y reinvento modos de hacer”, dice, y da toques sobre su rodilla, se mueve a veces por la incomodidad de un banco que le falta una tablilla. Le quiero conocer más, él lo intuye y dice de un tirón a los locos no se les hace mucho caso. Entonces, uno recuerda aquella frase subrayada con tinta azul del escritor Edgar Allan Poe que debe guardar un libro de hojas amarillentas: más cuerdo es el que acepta su propia locura.

(Tomado de 5 de Septiembre)

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