La protección de las sitios que por su características excepcionales y representativas de la evolución de la naturaleza o el ser humano, se registran y contemplan la Convencion para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. Esta Convención, aprobada en la sede de la Unesco el 16 de noviembre de 1972, constituye el reconocimento a la herencia cultural de nuestros pueblos , y es , por tanto, un orgullo para todo pais que obtenga esta distinción.
Por ello, contar en Cuba con nueve sitios con la categoría de Patrimonio Mundial, nos hace responsables de la preservación y disfrute de estos, pero sobre todo, de garantizar la permanencia de esta clasificación pese a cualquier contexto que someta a riegos la integridad de los lugares ya reconocidos. La Convención del Patrimonio Mundial ofrece una serie de criterios para defiir y distinguir con la condición de un sitio o construcción con esta categoría. De ello se destacan la excepcionalidad, el testimonio de un periodo, la autenticidad e identidad, el interés arquitectónico o significación tipológica.
Diversos han sido los elementos que distinguen nuestro Patrmonio Mundial en Cuba, y cuya varidedad muestra a la riqueza tanto histórica como constructiva y natural que nos identifica.
Además de las 70 hectáreas de nuestra Perla, con la condición de Patrimonio Mundial se encuentran la Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones, declarada en 1982 y cuyos valores se mezclan entre lo arquitectónico y lo auténtico de su historia. Y un poco más occidental, en Pinar del Río, El Valle de Viñales, considerado un ejemplo de paisaje cultural y de preservación de formas tradicionales de agricultura.
El Parque Nacional Alejandro de Humboldt, en Holguin, con uno de los mayores niveles de biodiversidad en la zona. Más cercano a nosotros geográficamente, tenemos a Trinidad y el Valle de los Ingenios, donde se combina la variedad de edificaciones con la evolución de la actividad agroindustrial azucarera, en una zona con raíces identitarias muy sólidas.
En Santiago de Cuba, el Castillo de San Pedro de la Roca del Morro, auténtico ejemplo constructivo de la tecnología militar. Así mismo, distingue el Paisaje Arqueológico de las primeras plantaciones de café del sudeste de Cuba, ubicadas en las zonas de Santiago y Guantánamo, con una excelente conservación y que constituyen un testimonio excepcional de este tipo.
El Centro Histórico de Camagüey, con un trazado irregular y variedad de plazas, plazuelas, calles y callejones, todo en un conjunto arquitectónico de características únicas. Otro de los sitios es el Parque Nacional Desembarco del Granma, donde su representatividad se distingue por el paisaje, verdadero testimonio de varios procesos geológicos.
Cuando analizamos todas estas distinciones que a nivel internacional confieren a Cuba un lugar no solo geográficamente excepcional en sus características evolutivas de la naturaleza, sino en la forma y dinámica de la arquitectura y su protección, percibimos que el legado patrimonial que tenemos en nuestras manos constituye un acto de compromiso con el futuro.
No es sencillamente decir que somos Patrimonio Mundial. Es importante además el conocimiento de los criterios que avalan estas condiciones y nuestro rol en ello. La interrelación de los museos, la participación en rutas patrimoniales, el vínculo con el sistema de educación, y el reconocimiento comunitario, son elementos que favorecen y enriquecen las protección de los sitios con carácter patrimonial. Empezar desde el lugar, donde se despliegue el sentido de pertecencia, donde se enorgullezaca cada habitante con su patrimonio, son los pasos inmediatos.
Cuba, con un significativo aporte al patrimonio mundial, muestra lo más notorio de su geografía e historia, en sitios con distinciones que asi lo ameritan. En nuestras manos está preservar y ofrecer, desde nuestra convivencia, soluciones para continuar siendo patrimonio del mundo.
Autora: Clara E. Soto Bermúdez (*Directora Oficicina de Monumentos)