Crítica, espectáculo y audiovisual. Reflexiones sobre el artículo Luna cienfueguera o belleza latina desde la política cultural.

Luna

LunaPor: Alian Cárdenas González.
23  de diciembre de 2011.

La cultura ha sido siempre un problema de desarrollo y como tal un problema que se enmarca en una ideología, una política, una dimensión que se tiene en cuenta decisivamente en todo proceso de estructuración de una sociedad desde el surgimiento de la humanidad toda, pues ella, es un bien patrimonial, es decir, un proceso de acumulación que a través del tiempo se ha sometido al proceso de la mercancía como producto cultural de lo que crea y produce el hombre a tenor de su valor de uso y de cambio. Pero la cultura como fenómeno, es un organismo vivo capaz de perder órganos, adoptar otros nacidos desde su interior o incluso adaptando aquellos foráneos en un inmenso proceso de totalidad histórica que encuentra en su seno sus propias contradicciones y relaciones salidas de las necesidades vitales de los hombres.



He llegado a esta reflexión, luego de la lectura del artículo Luna cienfueguera o belleza latina en el periódico Cinco de Septiembre, con fecha de 9 de Diciembre del 2011 de su autor Antonio Enríquez González Rojas el cual intenta rozar o penetrar con su criterio dentro del ámbito de la política cultural cubana.

Resulta lamentable decir que la crítica artístico literaria no goza de su mejor salud en la provincia de Cienfuegos, como también predomina a veces la poca definición, y tanto regodeo intelectual, sobre un tema específico que se quiere tratar como sucede en este artículo donde se entrelazan tres cuestiones que se hilvanan con el objetivo de hacer una crítica que a ciencias ciertas no define totalmente hacia que o quien se dirige.

Ahora, en una acepción más amplia de cultura podemos decir que la misma es un intento del hombre por separarse de todo tipo de dependencia impuestas por las limitaciones de la naturaleza y la sociedad, siendo su identidad y en algunos casos la creación artística su respuesta como forma de expresión ante un hecho que lamentablemente desde la perspectiva del mundo consumista ha llegado a lo burdo y la banalidad con que la trata el capitalismo en muchos casos.

La política cultural cubana, nacida luego del discurso del compañero Fidel Castro en 1961 y conocido como ¨Palabra a los intelectuales¨ define el respeto a la libertad formal para la creación artística y literaria y considera la libertad de contenido para expresarse dentro de la Revolución. Pero no llega a ser admisible cuando una crítica no utiliza otro de los puntos fundamentales de nuestra política cultural, la cual cruza horizontal y verticalmente todos los ministerios y organizaciones del país; hablo entonces de la educación, de la alfabetización cultural que carece este artículo para que realmente pueda convertirse en un evangelio vivo y no en una desmesura irrespetuosa hacia instituciones y población participante en el evento de la Luna cienfueguera.

El periodista Antonio Enrique González Rojas, enlaza tres momentos que fácilmente son tres artículos diferentes, difuminándolos en una neblina poco aclaratoria de por qué el evento de la Luna cienfueguera fue todo un hecho de gazmoñería o pobreza espiritual, como dijera Ambrosio Fornet, imponiendo como hecho dotar de cierto ilustre folklorismo a los festejos populares carnavalescos, cuando la Unesco ha desdeñado esta palabra, Forklor, por su sentido discriminatorio desde el latín de los Romanos.

Por otra parte cuando el autor hace referencia a la imitación del evento de la Luna cienfueguera a programas televisivos hechos realmente desde la perspectiva del entretenimiento, superficiales y consumistas, de las industrias culturales capitalistas como Belleza latina, Pequeños gigantes, o Sábado gigante, no tiene en cuenta la diversidad existente en la sociedad cubana actual donde gracias a las nuevas tecnologías llega a casi todos los hogares la señal de esos programas tan poco constructivos. Pero, la diversidad debe ser respetada como históricamente se ha visto que los gustos y necesidades de los seres humanos no se definen en un igualitarismo a ultranza que haría perder lo más bello de la humanidad incluso de nuestra América, la diversidad. Sin embargo, tanto el autor en su artículo, como el audiovisual y el concurso Luna Cienfueguera al que no se le quita el merito de mover un sector de la ciudad al que le gusto, por que la sociedad no es gris y negra sino un arcoíris de posibilidades y necesidades que conforman la cultura cubana, olvidan que además de crear hay que enseñar o alfabetizar como mencione anteriormente y he aquí el intento fallido del artículo al no ser capaz de explicar a todos, en lo que se refiere a buen entendimiento, cual es realmente la tradición del carnaval y del proceso de escoger a la Luna Cienfueguera que en otros tiempos tuvo su tradición y parámetros, pues la sociedad siempre estará ávida de conocer su pasado o que se lo recuerden para saber su posición a pesar que para algunos no sea importante o declaren el fin de la historia, por que aunque se conozca que la sociedad cubana sea de alta cultura, siempre será necesaria la orientación cultural.

Según el antropólogo argentino Adolfo Colombres existen varias definiciones de cultura o niveles dentro de la sociedad que podrían llamar a la reflexión:

Cultura popular: Matriz simbólica de una sociedad

Cultura apropiada: Elementos ajenos incorporados en una refuncionalización.

Cultura enajenada: Cuando a pesar de su origen propio las decisiones sobe ellos pasan a otros sectores sociales.

Cultura impuesta: Donde los elementos y las decisiones sobre ellos son ajenos

Cultura de masas: Subcultura del embrutecimiento, aislamiento y despilfarro que saca al hombre y lo encierra en la cárcel de su propia subjetividad.

Ante estos conceptos se precisa entonces velar por que la cultura apropiada se haga desde las necesidades reales que la población pueda ver satisfecha hasta que la misma pase a ser una cultura autónoma, pero siempre con el cuidado de que aquello que no es nuestro y de lo que nos apropiamos no se convierta luego en un virus caballo de Troya que nos enajene y no nos permita regresar al control de nuestra identidad y es aquí donde nuevamente queda ciego el artículo Luna cienfueguera o Belleza latina al no ser capas desde la mesura y la ética de hacerse eco de estos términos como principio fundamental y educativo de nuestro proyecto social a pesar de la alarma del articulista sobre un fenómeno que pueda devenir practica común entre los habitantes pues desde la alfabetización educacional como primer gran impacto de la política cultural se hace necesario llegar hasta el alfabetismo cultural tan necesario tanto desde a musicología, el teatro, la plástica, la historia y la literatura, pero lo que no se puede pretender es un artículo en la indefinición de saber si era una crítica hacia el evento Surimagen que con tan buena calidad se había realizado y que nada tiene que ver con el audiovisual el cual simplemente se presentó a competir después de haber pasado por un filtro, o del propio concurso de la Luna Cienfueguera.

Pienso que el autor no logró darse cuenta que como artistas nuestro trabajo mejor es convertir al pueblo de aficionado pasivo en creador pues desde la ética del crítico pudo haber realizado tres artículos diferentes con estos tres temas, pero siempre sin tocar el tema directamente hacia las muchachas sino hacia lo que realmente da conocimiento y ayuda tanto a creadores como participantes, es decir, hacia la producción artística en el caso del audiovisual y la dirección artística en el concurso, en el cual ciertamente salieron muchachas vestidas al estilo de cabaret como parte del espectáculo o representativas de uno de los animados más conocidos de la industria cultural norteamericana Minnie Mouse, junto al hada madrina universalmente conocida, símbolos que no reflejan la identidad cubana. Por tanto, debió reseñarse en ese caso que en ese mismo mundo cultural que se reviste de estos personajes en la televisión nacional también coexisten otros como Maria Silvia, Lucia, o en la zarzuela y la literatura como Cecilia Valdez junto a Dolores Santa cruz o simplemente una de las mulatas de fiestas que con sus trajes tradicionales revestían las fiestas de los negros y mulatos libres en la historia del país, sin mencionar que existen otros eventos de este tipo donde se resalta la cubanía en su mayor esplendor como lo fue la búsqueda de la Flor de Birama, llamada ahora Flor de la campiña donde hermosas Guajiras con una simple flor en sus orejas y trajes tradicionales son capaces de conocer incluso y practicar la décima oral tan arraigada en nuestros campos cubanos, lo que demuestra que muchas son las tradiciones en la que pudo haber pensado la dirección artística de dicho evento a pesar de realizarse en la plena urbanidad de la ciudad de Cienfuegos con talento aficionado. Solo quedaría preguntar sobre la salida en ropa interior blanca de una de las participantes y vista en el audiovisual. ¿Si la dirección artística creyó necesario que estuviera dentro del vestuario y en el guión por tener alguna conceptualidad artística detrás de ello? Ya que los desnudos, las obras de body art y artistas vestidos en ropa interior no han faltado en performance, obras de teatro y danzas siempre y cuando reflejen y sean respaldados por una expresión conceptual ya mencionada como en los casos de los performances del maestro Manuel Mendive o los desnudos en el cine de Mirtha Ibarra, Isabel Santos o mucho más reciente en el filme Mata que dios perdona con Broselianda Hernández.

No creo tampoco correcto la forma desmesurada en que se trata el tema sin explicar incluso algo sobre la historia del erotismo artístico en Cuba que es bastante extenso incluso en la fotografía y de hasta dónde pueden llegar estos códigos y no utilizando términos como semipedófila clave de softporno que hiere el sentimiento de padres y participantes de la Luna cienfueguera aunque haya sido lo más cercano como evento a lo rosa pues espero que la dirección artística de estos tipos de eventos que debieran continuar tengan en cuenta que ese fue solo el primer paso para que el pueblo junto con los ejecutores de estos eventos y críticos eleven y superen los niveles desde el color rosa hasta otros que los acerquen más a lo que educativamente exige la política cultural sabiendo definir y explicar un texto de nuestro gran José Lezama Lima y otro de La novelista Corín Tellado para que cada cual luego, sin llegar a los extremos, escoja donde está su lugar para mantener la mejor tradición cultural de nuestro país a través de la participación y no desde una posición hipercriticista que domine los espacios, sino enseñando desde la cultura y no desde el reflejo de la población participante que es en realidad nuestro objetivo primordial como creadores y artistas con instituciones creadas para la defensa y desarrollo de nuestra identidad y del patrimonio de la nación tanto para críticos, escritores, artistas, productores, directores artísticos y demás pues es en la cultura y en la formación de nuestro pueblo donde se encuentra el porvenir. (El autor es escritor e investigador, miembro de la AHS)

 

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