Confesiones de un “cienfueguero ausente”

Confesiones de un cienfueguero ausente

Confesiones de un cienfueguero ausentePor: Lisandra Marene
6 de mayo del 2009 

Ante el auditorio, Eduardo Torres Cuevas piensa en voz alta. Quienes hoy escudriñan en cada rincón en busca del pasado inherente a la Perla, devienen testigos de su preocupación: “Hablar de la cultura implica arar y sembrar el terreno. Sólo así la semilla echa raíces, se hace árbol y da frutos. Pero hemos dejado crecre mucha maleza alrededor”.

El rostro todo revela. No olvida él la época cuando cursó aquí la primera enseñanza en la entonces Escuela Hermanos Maristas y más tarde en la Academia Militar del Caribe. Graduarse de Bachiller en Ciencias y Letras (1962) en el Instituto de La Víbora, en La Habana, jamás supuso cortar el cordón umbilical que le ataba “a su patio”, confiesa el hoy Doctor en Ciencias Históricas (1990).

¿Qué segmento de su obra historiográfica tiene real génesis en Cienfuegos?
“Toda, por dos razones: mi familia es cienfueguera y gran parte de mi niñez y juventud la pasé en Caunao. Respiré ese aire como complemento del de la capital. No sé qué de mí pudiera separar, porque ello me ha dado un mayor sentido de la cubanía”.

Sus investigaciones destacan, fundamentalmente, lo que es y representa la cubanidad. ¿Pudiera definir el término en relación con la cienfuegueridad?
“Se trata de un amplio espectro donde caben factores y elementos que han conformado desde lo regional hasta lo universal. Hablo de un espíritu en común. ¡Existen particularidades, claro! Es ésta una ciudad muy culta -junto a mi tío, el pedagogo Eduardo Torres Morales, aprendí más de los clásicos: Hermann Hesse, Premio Nobel de Literatura (1946); el escritor checo Franz Kafka. Esta urbe ha tenido siempre un soplo de pretensión”.

En anteriores entrevistas declaró usted que le atrae el siglo XIX por ser un período fundacional en nuestro país. La colonia Fernandina de Jagua emergió en 1819. ¿Acaso alguna de sus indagaciones la han tenido por eje temático?
“No he publicado ningún estudio sobre mi ciudad, pero sí lo he soñado mucho. ¿Sabes cuánto me lo ha impedido? Aparte de los compromisos, entraría en un terreno que a otros les pertenece. He sido un cienfueguero ausente. Quizás mi visión está cargada de exageración y crítica a favor. No me considero el más ponderado para escribir al respecto. Sí aliento a rescatar la historia local desconocida por la juventud (…)
“De hacerlo, me gustaría reproducir las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo XX, etapas fabulosas, decisivas, creativas, de grandes pasos, héroes, de pérdidas y retrocesos”.

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