Hace hoy dos años de la desaparición física de Adalberto Álvarez, figura cimera de la música cubana contemporánea, sobre la cual parece imposible hablar en pasado.
Difícil resulta superar los aportes que desde su obra impregnara a la evolución de la música bailable. De entre las tantas leyendas que honran el tesoro patrimonial nuestro, el legado de Adalberto Álvarez y su Son está al nivel de un Benny Moré y su Banda Gigante.
Tanto fue el esplendor del Benny como acontecimiento de profunda raigambre popular en su tiempo, que hoy en día, cada vez que leemos o escuchamos cualquier referencia acerca de sus bailables, nos emocionamos por ser sus compatriotas. Semejante orgullo nos cubre también cuando recordamos a Adalberto porque nadie tiene que contarnos de la alegre conmoción de las que fuimos testigos durante sus presentaciones, lo mismo en el Salón Rosado de La Tropical que en el teatro Karl Marx, o en cualquier plaza a lo largo y ancho de la nación cubana.
El secreto de tan exitoso desempeño puede ser descifrado a partir de que ambos fueron capaces de innovar con sonoridades, sin abandonar las esencias del amor a la tradición que les corría por las venas. Ni el Benny ni Adalberto se permitieron caer en la trampa de vender el alma al mejor postor si estaba implícito renunciar a las raíces de la integridad de esa música que los hizo grandes.
Por eso, pasarán diez años, un siglo o más y la presencia de Adalberto Álvarez para el cubano permanecerá con el atractivo de siempre. No por gusto, para el cierre de su memorable participación en el programa Con dos que se quieran, su conductor Amaury Pérez le pidió al maestro un consejo que le quisiera dejar a los jóvenes, y estas fueron sus palabras: «Que por encima de todo, por encima de todo, crean en lo suyo, crean en lo nuestro, y la palabra quizás no sea creer, quizás la palabra sea… vamos a defender nuestras raíces, nuestra cultura… Vamos a cuidar que no se pierda toda esa cosa tan linda que nos dejaron todas esas personas que pasaron antes que nosotros. Todo ese legado, sobre todo musicalmente hablando, que nos dejaron nuestros antecesores, vamos a cuidarlo. Eso está en manos de nosotros los artistas, y en manos de nuestro pueblo. Yo creo que lo fundamental es que cuidemos de nuestra Patria».
