«Hacen falta trovadores que cambien esta tierra al revés, y nos inunde la poesía bienhechora»

El Movimiento de la Nueva Trova cumple 50 años ya, lo que determina que no es tan joven, sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.

De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido, a lo largo de su vida himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.

El MNT fue, en su etapa fundacional sobre todo, un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez de veneración hacia los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.

El Periódico Cubarte, ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT, una serie de entrevistas con trovadores de diferentes generaciones, herederos todos, tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona, como de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.

Otros profesionales imprescindibles, si de NT se habla, forman parte también de esta serie, como Enrique Carballea (La Habana, 1956), reconocido y multipremiado productor musical, y realizador de audiovisuales, una figura muy ligada a la Nueva Trova cubana y a sus exponentes, de todas las generaciones.

Esta ilustración de Carballea es de Mayo Bous

Su imagen es inconfundible, también su energía, esa que de seguro le valió cuando niño el apodo de «Jiribilla»; poseedor de una muy buena memoria y del don de los sueños y el trabajo, para completar su encanto, Carballea es un tipo muy agradable que accedió a compartir con los lectores de Cubarte sus muchos recuerdos asociados a la NT y atinadas apreciaciones de este fenómeno estético que, como dice, debería volver a convertirse en necesario.

¿Su primer recuerdo de la NT llega junto a qué figura?

Mi primer recuerdo con lo que después fue MNT, fue en el patio de San Benigno 116 entre Agua Dulce y Serafines, el solar donde nací; había muchos radios y de pronto un día oigo «Hay una bruja amiga mía y vieja…» era Silvio Rodríguez, y todo cambió.

Mi infancia fue bendecida, en el último cuarto vivía Aida Repilado —hermana de Compay Segundo— y cuando él con Lorenzo Hierrezuelo entraban en el solar había dos cosas: chilindrón y Trovaduría. Yo le decía a mi padre: «Me voy para la Trovaduría», y todavía sigo...

 

Pero el desatino amoroso vino de la mano de una bella mujer llamada Estela, que me llevó literalmente a oír al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC: «la tranca». Ese día cantaron «Construcción», de Chico Buarque, «Tonada para dos poemas», de Rubén Martínez Villena (Tengo el impulso torvo y el anhelo sagrado…), como dicen los músicos jóvenes con quienes hoy trabajo, «la tiza», en mi juventud se decía «eso es mamey». El GES, lo más grande, ese tema lo hizo Pablo Milanés, «Anatomía de una apariencia» con Noel Nicola, mágico... Santiago de Chile memorable... no dormí...

¿Cuál fue, en los inicios de este, su relación con el MNT?

No me perdí un concierto de todo lo que empezó a sonar a tipo con guitarra y Sara González y Teresita Fernández... No fui tan fiel como Frank Delgado que iba siempre, pero la Peña con Garzón Céspedes, fue algo antológico...y la génesis, la génesis, fue Alberto Tosca...

El Niño, como le decimos hasta siempre, desde que lo conocí nos enganchamos y le oí tocar la guitarra miles y miles de noches; él me llevó a Donato y Roberto Poveda, Alberto Cabrales, Juan Maso, empecé a oír a un metro de distancia las más hermosas canciones de mi generación en «Toma uno», tremendo, hoy lo escribo y lagrimeo alegría.

Arte vivo

¡Cuántas canciones oí nacer!, soy un comadrón de las canciones de esos locos, «Fe», «Paria», «Sembrando para ti», «Nostalgia infantil», «Saltarina», «Campana de cristal», «Ave Rosa», «El señor ternura», «Quédate para germinar», y aparece un extraterrestre y canta «Amigo dibujo» y «Para Bárbara»: Santiaguito Feliú. Pasé de espectador con guitarra a productor sin saberlo...

¿Cuándo comienza a cambiar la naturaleza de esa relación?

La naturaleza de esa relación cambió con Mario Daly; como dirían en mi secundaria... Amplíe su respuesta.

Conocí a Mario en casa de mis amigos de infancia y vida Clemente, Héctor e Inés María Othon. También en esa casa conocí a Tosca, pues el Daly me vio irrespetando la guitarra y diletando de música y con 22 años me propuso ser productor de Arte Vivo, la banda de mis sueños, y por esos ensayos pasó todo el mundo artístico de vanguardia de finales de los 70... Volumen Uno en pleno...Bedia, Leandro Soto, Elso, Fabio, Rubén...y genios como Cuenca...

El público era representación perfecta de la fusión de todas las Artes, esta banda de culto, fue la escuela que me permitió llegar a la dirección artística de un pequeño teatro llamado Mariana Grajales, de Saco y Santa Catalina, como diría Les Luthiers, «caramba que coincidencia», fue mi Secundaria Básica de décimo grado y tenía un teatro donde canté «María del Carmen», de Noel Nicola, en un Festival de la FEEM. 

Con Guille Vilar y Humberto Manduley

Pues ahora lo dirigía y programé a todos, menos Silvio y Pablo, cantaron todos, y me dio la mágica posibilidad de ser productor y con alegrías, de Monte de Espuma, Pedro Luis Ferrer y Emiliano Salvador. Universidad sonora, filosófica y humana, y apareció Sergio Vitier y yo no me podía creer que el compositor de «El brigadista» me dejara estar cerca de él...lujo...

La maravilla llegó un domingo una tarde en la casa de Santos Suárez, Parque de Figueroa; Fina García Marruz y Cintio Vitier me contaron el álbum de boda de José Martí y Carmen Zayas Bazán, era todo tan fácil en sus voces. La naturaleza me adoptó como escucha de sonidos tan privilegiados como fábula de Odiseo, y un día amanecí y me dije: soy productor.

El Guille Vilar en El Caimán Barbudo, en 1980, publicó un monográfico de Arte Vivo, y Mario me pidió que saliera en las fotos… Fue la vez primera que se mencionó la palabra productor en Cuba asociado a una banda de rock sinfónico… ¡Vaya gallego!

 

De izq: Gerardo Alfonso, Santiago  Feliú, Enrique Carballea, Carlos Varela y Frank Delgado

¿Con cuáles trovadores ha tenido mayor coincidencia conceptual ética y estética?

Con todos, con todos los trovadores con los cuales trabajé creé una hermosa comunión. Con Tosca estuve en una trinchera en Nicaragua cantando en época de guerra con Los Contras, después de Xiomara Laugart, fui la primera persona que oyó «Llegándome a la frontera hube de ver un amigo que me decía querido El Salvador nos espera».

Con Donato Poveda la maravilla de fundar el primer Monte de Espuma con la voz líder de La Negra Xiomara, Roberto, Donato, Super Luis, el Júnior, Dinorah y Mayra, sonaba a ocho voces bien montadas.

Mayohuacán me llevó por toda Cuba llenando plazas, estadios y teatros... ¡qué fiesta! Noel Nicola su último disco, Noel, y Santiago entre otros, con Silvio tener el honor de formar parte del grupo fundador del Sello Ojalá, quién lo diría cuando cantaba «Es sed» en mi solar, los sueños se cumplen.

Con Pedro Luis Ferrer, producir dos hermosos y antológicos conciertos en el Hubert de Blanck con Vicente Revuelta, Flora Lauten, Marianela Boan, Gory, Carlos Varela, Gerardo Alfonso casi debutando...y la magia del presentador, Don Eliseo Diego leyendo John Donne, se llamó «La eternidad por fin comienza un lunes».

Ser elegido como productor ejecutivo del Festival de Varadero 88 cuando Pablo Milanés lo presidió, y Santiago Feliú, 40 años de amistad dice lo mucho y lo poco...Santi lleva el libro que no escribiré, está en mi nube de la amistad, protegido de virus. Todos son mis huesos sonoros, que es lo más importante.

¿Cree que los fundadores de la NT «enseñaron a pensar » a los jóvenes cubanos?

Soy del segundo Contingente Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, cuando cantaba las canciones del GES, yo era un hereje de 17 años, requerido muchas veces, muchas, pero me importó un pepino, y como a mí a tantos que un día éramos una plaza llena oyendo a Silvio y Afrocuba, en la gira por la Patria.

Sí, se cantaba poesía y se hacía música de excelencia en muchos casos y fueron la referencia sonora de la mayoría de los dilemas de un proceso revolucionario. Hemos dicho todos que la Nueva Trova es la banda sonora de la Revolución, yo creo que también su diccionario. 

Con Juan Formell

El día que vi cantar a dúo en el teatro Mella a Pablo y Silvio, la canción «Hoy la vi», sentí justamente el rayo en mi interior. Ellos juntos con Noel, Sara, Vicente, Eduardo, Augusto y decenas cambiaron todo durante un tiempo y dejaron la pista de Hansel y Gretel; después cuando la vida me puso cerca del fenómeno Santiago, Gerardo, Frank y Varela, las canciones de los iniciáticos eran biblias y el respeto igual. Ellos fueron el surco, lo que nació después depende del vigía. Algunos vieron tierra, otros… 50 años después naufragaron. 

Me hizo feliz producir un disco de Polaroid, Ágora se llama... Juan Carlos y Miguelito 40 años después tenían el mismo escozor por hacer buenas canciones en época sorda y lo lograron. Ese tema es una buena declaración generacional; es un honor estar con sus jovencísimas contradicciones como los fundadores del todo. 

¿Qué recuerdos guarda de Pablo Milanés?

Soy de una generación que iba muchas veces a los cines de barrio. Viví, gracias a Dios en el epicentro de los cines de Santos Suárez: Florida, Moderno, Atlas y Apolo. Vi de todo pero el día que vi La primera carga al Machete me impactó el trovador que era Pablo.

No soy como en la pelota, que si Pablo o Silvio... Los dos... Y cuando oí «Yo vi la sangre de un niño brotar», me la aprendí «al palo» y lo seguí, como fan.

En 1988 en el Festival de Varadero, hablé muchas veces con él y conocí a un hombre hermoso, decidido, valiente, sin tapujos ni ostentación. Un hombre total, lleno de detalles.

Todas las noches antes del festival me mandaba directamente a llevarle un ramo de flores a cada figura participante, entrega personal, lo mismo a Lucha Villa, Beth Carvalho que La Original de Manzanillo o Juan Carlos Baglietto. Después, al concluir la noche, compartía con todos después de los conciertos.

La vida me regaló trabajar con su hija Haydée y fue glorioso verlo discutir de fútbol, almorzar cerca de su alegría y regalarle un Dvd de un músico que él amaba: Marcus Miller.

Pablo Milanés es un prócer, Bayamo debería hacerle un monumento a todo el amor que le regaló a esa tierra. Es época de amarnos más, seguro saldrán muchas canciones pero todos en un momento de soledad reflexiva cantaremos «El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos…» o «Yo la vi y tenía un rostro ajeno al que yo amaba...» ¡Qué banquete! 

¿Cuál considera es el aporte fundamental del MNT a la historia de la música cubana?

Se dijo que muchas veces «La Nueva Trova pasó de prohibida a obligatoria», creo que el reto eterno de la Nueva Trova es que sin ser prohibida vuelva a convertirse en necesaria.

Carballea con la guitarra y a su lado Eudaldo Antúnez

Hoy en mi barrio un trovador es una estampa de película vieja. Ya la Nueva Trova dejó su paso sobre la tierra, ahora es época para hacer grandes canciones con cualquier sonido, pero hacen falta trovadores que cambien esta tierra al revés, y nos inunde la poesía bienhechora. Revisitémoslos.

(Tomado de Cubarte)

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